Telescopio en el Golán
A pocos metros de la barbarie.

Monte Bental. Al nororiente de esta pequeña colina en las alturas del Golán se avizora la República Árabe de Siria. Para el observador desprevenido ajeno a lo que ocurre al otro lado de la frontera, la vista es imponente, perfecta para ser reproducida en un óleo; pequeños arbustos, lagos, trasfondo verde y al final del cuadro las casitas de techo rojo de la ciudad siria de Quneitra. Volteando la mirada hacia el suroccidente a lo lejos se divisa la Galilea israelí, objeto de ataques por parte de la artillería siria hasta que en la guerra de los seis días de Junio de 1967, Israel ocupara el Golán, un territorio de unos 1200 kilómetros cuadrados, poniendo fin a los ataques
En el puesto de observación de las fuerzas de Naciones Unidas nos encontramos a un oficial suizo y un finlandés, con quienes entablamos conversación. Unos potentes binoculares les permiten observar lo que ocurre al otro lado de la frontera. “Hoy es un día tranquilo” nos dice el suizo en perfecto español, feliz con la presencia de turistas que lo distraen de su tediosa rutina. La frontera entre Israel y Siria que había estado tranquila desde la guerra de Yom Kipur de 1973 se alteró significativamente desde el estallido de las revueltas de la llamada “primavera árabe” en Siria, la subsiguiente guerra civil, el colapso del Estado y la aparición de decenas de milicias cada una de las cuales controla un pedazo grande o pequeño de territorio. En esta frontera prácticamente desapreció el ejército sirio, ocupado en masacrar a la población en otras latitudes, y el vacío ha sido ocupado intermitentemente por Hezbollah, la milicia shiita libanesa que cumpliendo órdenes impartidas desde Teherán se ha involucrado en la guerra siria apoyando al dictador Bashar al Assad, Jabat Al Nusra, milicia islamista adscrita a Al Qaeda, rebeldes sirios “moderados” y ocasionales apariciones del Estado Islámico
Hace unos meses los cascos azules apostados en el lado sirio de la frontera, unos 800 efectivos, huyeron hacia Israel cuando uno de sus campamento fue atacado por Jabat Al Nusra y docenas de soldados de Fiyi fueron capturados como rehenes. La fuerza multinacional estacionada en esta frontera desde 1973 prácticamente se disolvió y sólo quedan unos pocos oficiales observando desde sus puestos seguros en Israel
A pocos kilómetros del Monte Bental queda la población de Majdal Shams, la mayor en el Golán, colindante con la frontera. Sus habitantes pertenecientes a la secta drusa, escindida del Islam en el Siglo XI con presencia en Líbano, Siria e Israel, han sido negativamente impactados por la guerra siria al no poder cruzar la frontera a visitar familiares, vender su manzanas o estudiar como lo hicieron por años, a pesar del estatus técnico de guerra entre Israel y Siria. Miles de turistas llegan acá cada año, atraídos por el morbo de “ver y oír la guerra al otro lado”, su oferta gastronómica y artística y en invierno la cercana estación de Esquí en el monte Hermón
A pocos kilómetros de acá en otro paso fronterizo el ejército de Israel ha levantado un hospital de campaña donde ha atendido a centenares de heridos de todas las facciones que deja a diario la guerra en Siria. En algún momento hacia el año 2000, con mediación de Turquía, Israel y Siria comenzaron a negociar un acuerdo de paz en el marco del cual Siria exigía el retorno completo de las alturas del Golán anexadas por el estado Judío en 1981. No se avanzó en las negociaciones y actualmente parece prácticamente imposible que estas colinas y montañas dejen de ser parte de Israel, pues para efectos prácticos Siria ha cesado su existencia como Estado soberano.



