Internacional

Telescopio en Arabia: Un siglo sin encontrar el camino

En los últimos 100 años el mundo árabe ha perdido el camino y se ha quedado rezagado frente a un planeta que progresa.

Cierto  es que el colonialismo, Inglaterra y Francia especialmente, le hizo muchísimo daño a la civilización árabe  con  la  creación de los Estados Nación en la región después de la primera guerra mundial, fijando de manera arbitraria las fronteras entre los nuevos Estados, sin tomar en cuenta afinidades étnicas, históricas o religiosas.  Esta génesis de los estados Nación, sin nación, constituyen el pecado original que sumió al mundo árabe en su infortunio

 Sin embargo ha transcurrido casi un siglo  desde entonces y la situación hoy parece peor que entonces. Una mínima producción cultural, literaria –el egipcio Nagib Mahfouz es el único escritor árabe ganador del Noble de literatura-,  artística o científica ha emanado de estas tierras,  que en entre los siglos VII y XII  fueron testigos de  grandes avances en matemáticas, arquitectura, astronomía, caligrafía, música y danza. Eran los  días  del  Califato  de los Omeya o de los Abasidas, cuando Bagdad, Damasco y El Cairo eran grandes ciudades,  crisoles de cultura y la civilización árabe-islámica brillaba por doquier.    En contraste, los personajes árabes que vienen a la mente son Nasser, Mubarak, Sadam Hussein, Muhamar Gadafi,  Hafez y Bahsar Al Assad,  Ben Ali, egregios  dictadores en sus países o los excéntricos monarcas del golfo, o Arafat, o los actuales líderes de variopintas organizaciones terroristas que operan en oriente Medio.    En el siglo XXI,  Los índices  de desarrollo humano de la mayoría de los países árabes  son vergonzosos al igual que son la   inexistencia  de libertades democráticas, derechos humanos, libertad de expresión, igualdad de género y una  crónica  fragilidad  institucional.  El  océano de petróleo sobre  el  cual se asienta  buena parte del  mundo árabe,  muy poco le ha servido a sus 300 millones de habitantes

 También ha sido el mundo árabe  presa de falsas esperanzas como las que surgieron con el  Presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, fundador del panarabismo, quien llegó en su momento a aparecer como la reencarnación del gran  Saladino, pero cuyo proyecto  de erigirse en el líder de una “nueva Arabia” fue aniquilado en seis días por el ejército de Israel en la guerra de junio de 1967.   Abu Dabi, Qatar y Dubái son  apenas unas pequeñas islas de riqueza  y suntuosidad, construidas por trabajadores musulmanes de la India, Pakistán y Bangladesh,  que  poco  han contribuido en   aliviar la postración  generalizada  de los árabes.       Palestina  simboliza  otro fracaso del mundo árabe.  65 años después de la Resolución de partición de la ONU, Palestina sigue sin su estado, irremediablemente dividida entre Gaza y Cisjordania, con una parte importante de su población en escuálidos campos de refugiados en el Levante y poca esperanza de realizar su sueño  de independencia y autodeterminación

 Actualmente  una  radiografía del  mundo árabe  muestra entre otros; la guerra fratricida entre sunitas y shiitas en Irak, Siria, Líbano y  Bahréin, al Estado Islámico atrayendo a miles de combatientes musulmanes del mundo entero para luchar por el Califato, no el de la creación  cultural sino el de las decapitaciones, crucifixiones, masacres e intolerancia,   a  Hezbollah su  homólogo shiita jugando una vez más con la suerte del atribulado Líbano y  otras desgracias.   La primavera árabe que hace cuatro años proclamaba una nueva era en Arabia, rápidamente se convirtió en otra falsa esperanza.  Yemen y Libia donde sus dictadores fueron derrocados, han  caído en  la anarquía de varias milicias que se disputan el control,  Egipto giro 360 grados y regresó al gobierno manejado por militares y Siria ha sufrido el genocidio desatado por su presidente  Bashar Al Assad

 Hoy en día ya no se habla más de la Primavera, sino del Estado Islámico

 Un  tenue pero significativo rayo de esperanza surge de  Túnez, cuna de la primavera, donde  la sociedad con sus diferentes organizaciones civiles,  islamistas, liberales, socialistas, de mujeres e intelectuales han logrado mantener, no sin dificultad, el curso de la revolución. Hace apenas unos días se llevaron a cabo las primeras elecciones libres bajo la nueva constitución y sus resultados fueron respetados por todos.   En un reciente artículo publicado en la revista  digital “Politico” el connotado intelectual árabe Hisham Melhem, afirma lapidariamente  que “La civilización árabe ha colapsado y no se recuperará en esta generación”.  Lamentablemente todos los signos apuntan hacia eso.

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