Opinión

Telescopio en Kobani: Y el Estado Islámico, ahí

Kobani, la más importante ciudad de la región kurda en Siria, se ha convertido en el epicentro de la guerra.

El enfrentamiento es entre la gaseosa coalición liderada por Estados Unidos y el Estado Islámico. Unos 200.000 habitantes de la ciudad, temerosos de lo que pueda  ocurrir y de caer en manos de los yihadistas, ya la abandonaron, cruzando la cercana frontera a Turquía, agregándose a los más de un millón de refugiado sirios en el país

De no ser por los ataques aéreos, Kobani, ya se habría agregado al extenso territorio del “Califato” que desde hace meses controla todos los alrededores de la ciudad, sin embargo  fuerzas de avanzada del Estado Islámico ya han penetrado a partes del ciudad e izado su reconocida bandera negra con el versículo del Corán en letras árabes que lee “No hay otro Dios sino Alá”

La coalición a la que se han agregado varios países que ya contribuyen con sus aviones a los bombardeos está presionando fuertemente a Turquía para que con sus fuerzas de tierra salve a Kobani, sin embargo Ankara se ha negado por varias razones, que desde el punto de vista de sus intereses parecen justificadas. Turquía ha insistido que cualquier intervención en Siria debe conducir al derrocamiento del presidente Bashar al Assad. Adicionalmente, Turquía ha sufrido una insurgencia kurda desde la misma fundación de la República, especialmente por parte del PKK –Partido de los Trabajadores del Kurdistán-  organización que está apoyando activamente la resistencia en Kobani y cuyo posible fortalecimiento no es del interés de Ankara, como tampoco lo es la consolidación de un cuasi Estado kurdo en Siria.  Tampoco  es interés de Turquía provocar un enfrentamiento con el Estado Islámico que  ocupa territorios fronterizos y podría fácilmente realizar  operaciones de retaliación contra objetivos turcos

La probable caída de Kobani podría significar un hito para la coalición que tendría que llegar a una decisión sobre si  reforzar la intervención contra el Estado Islámico, actualmente sólo desde el aire, con tropas de tierra a lo que el presidente Obama se ha opuesto radicalmente. La alternativa de entrenar a opositores sirios  para que enfrenten al Estado Islámico  es por  ahora una ilusión

Siria es la personificación del Caos, tras tres largos años de iniciadas las revueltas contra el régimen,  transformadas en genocidio  y guerra civil. Muchos son los “colores” que se necesitan para pintar un mapa del país señalando quien controla que del territorio, entre las muchas milicias involucradas en la guerra  contra Al Assad y aquellas como la  organización  shiita libanesa  Hezbollah que por órdenes de Irán,  lo apoyan. El ascenso del Estado Islámico ha colocado a Estados Unidos e Irán en el mismo lado de la guerra contra esta organización, que si bien  representa un enemigo  existencial para los shiitas y por ende para los persas, no es claro como lo es para occidente, más allá de las decapitaciones y atrocidades que supuestamente comete contra los “herejes”

Esta guerra contra el Estado Islámico, que controla un territorio de más de 40.000 kilómetros cuadrados en Irak y Siria con una población de unos 8 millones de habitantes,  plantea muchos más interrogantes que los que resuelve en la ya anárquica situación en que está sumida la región. 

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