Charlando con una adolescente Wayúu

Por María Victoria Caicedo Conversar con una niña o adolescente Wayúu no es una tarea fácil; hay que valerse de armas conquistadoras para que ellas cuenten siquiera un poco de sus días, de sus vidas

Son tímidas y desconfiadas, y no es para menos si se tiene en cuenta que quien les hace preguntas no se asemeja a ninguna cara familiar

Después de insistir y casi rendirme en mi búsqueda de dos palabras por parte de las chicas apareció Maryury Pushkena, esta niña tenía algo que la hacía diferente a las demás ¡sí hablaba!En las comunidades indígenas no es raro ver a niñas de 15 o 17 años embarazadas, algunas quizá viven sin imaginarse en tierras diferentes a las de su comunidad, como por ejemplo, Maryury, la linda Wayúu de 14 años y ojos grandes, que sueña con ser profesora y enseñar allí mismo, en las calles polvorientas donde hoy sale correr cuando se siente aburrida

Maryury no sabe qué es Facebook y parece no interesarle mucho. Es elocuente para contestar, aunque no deja esa timidez característica de la zona (...) Dice vivir feliz y tranquila con su abuela, mientras su mamá vive en Rioacha, en donde vé televisión

En la casa de su abuela no hay energía, eso tampoco parece perturbarla, solo se queja cuando cuenta que le toca ir a recoger agua en tarros que por el peso le lastima sus manos

Está en cuarto de primaria y, aunque le toca caminar casi una hora para salir a la carretera en donde la espera un bus, asegura que lo que más anhela es terminar de estudiar

De las mujeres Wayúu se sabe que por tradición son sometidas a una especie de encierro cuando se desarrollan; a Maryury aún no le ha pasado, pero dice estar lista para el encierro durante todo un mes, en el cual no podrá reírse, nadie la podrá ver, no se podrá bañar con jabones, ni tampoco levantar la axila. Maryury corre con suerte porque en algunos otros casos las niñas son encerradas durante todo el año

Mientras otras jóvenes de su edad navegan en Internet, ellas tejen, diseñan y cosen sus propias mantas, se arrojan tierra amarilla en la cabeza, recogen agua en baldes, calman el llanto del hermanito, visten largos y coloridos vestidos, no se maquillan y son dotadas con toda la inocencia posible

Son cultura y disciplina, pero eso no las exonera de ser mamás jóvenes. Maryury se va, la llama su abuela…