Sexo telefónico
Esta es una conducta insólita cuyas variantes parecen inagotables.
Esta es una conducta insólita cuyas variantes parecen inagotables: conversaciones sexuales consensuadas entre los interlocutores, llamadas a líneas calientes para escuchar las narraciones del interlocutor y llamadas anónimas a víctimas que se ven forzadas a escuchar obscenidades son las más frecuentes
La primera, muy utilizada actualmente entre parejas que se han distanciado transitoriamente, tanto como entre amigos y amantes, es reportada como de particular erotismo y satisfacción para los participantes, quienes a veces se atreven a cosas mucho más “osadas y libertinas” que lo que son capaces de hacer presencialmente. Con o sin la ayuda de video en estas comunicaciones, los miembros de cada pareja narran su autoexcitación, su desvestir, su masturbación, su imaginería erótica, y hasta sus orgasmos para satisfacción de quien escucha; quien a su vez puede estar realizando el equivalente o disfrutando eróticamente el placer alcanzado por el otro. Se diferencia sutilmente de la segunda variante en el sentido en que son pareja, se conocen íntimamente y ésta es apenas una forma más de sus encuentros sexuales. La imaginería de cada uno de los dos usualmente identifica al otro como su pareja y la experiencia sexual es de esa pareja
En la segunda variante, la pareja no tiene que conocerse y uno de los dos llama a una línea caliente para que quien contesta sea su interlocutor o su narrador de una fantasía sexual. La imaginería se toma la libertad de ponerle rostro e identidad y todas las otras características excitantes al interlocutor con lo que se pueda incrementar el placer. Esa imaginería le puede poner el nombre y la cara de su símbolo sexual; el vestuario, el olor, la situación o la identidad sexual de sus fantasías y puede sugerir el procedimiento o la respuesta sexual de sus deseos. Las más simples (por ejemplo ser deseados o amados) y las más rebuscadas, pervertidas y delictuosas situaciones pueden ser fantaseadas anónimamente y se paga por ello
La tercera variante hace referencia a las llamadas que hace un sujeto (casi siempre un hombre) a números telefónicos al azar para hablar obscenidades a quien contesta y que con la inevitable reacción de sorpresa y rechazo favorece su excitación y su masturbación, la que usualmente se da durante la llamada o inmediatamente después de lo que considerara una llamada “exitosa”. Esta conducta, que pudiera ser considerada por muchos como inoficiosa e inocua, algunas veces se ha complicado con amenazas de daño o muerte si no lo escuchan, para lo cual se da previamente a la tarea de conseguir información de la víctima con la que se le fuerce a no cortar la llamada haciéndole ver que sabe dónde vive, con quién, etc. y que podría causarles daño
A estas variantes frecuentes se le pueden sumar muchas más que suelen ser molestas para quien las recibe, como las insinuaciones de un anónimo pretendiente o admirador, las llamadas de una persona quien mientras está con su amante contacta a su cónyuge o al cónyuge del otro para evidenciar la infidelidad y, así sucesivamente, de manera inagotable en respuesta a la creatividad, maldad o fantasía del género humano.