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Ética sexual de pareja

Una de las inquietudes más frecuentes en la vida sexual es sobre qué está bien o mal hecho; es decir, qué es o no un pecado, qué es o no una aberración, qué es o no ilícito.

Ética sexual de pareja

Las personas consultan para saber si pueden tener prácticas sexuales en ciertas posiciones, o para saber si es permitido el sexo oral o si las relaciones sexuales pueden darse mientras la mujer está menstruando, si no es pecado usar atuendos o ayudas sexuales, si uno debe medirse en la frecuencia con que tiene relaciones, si las relaciones sexuales deben ser solamente para procrear, si pueden utilizarse unos u otros métodos anticonceptivos, etc

La mayoría de nosotros fue preparada para la vida sexual sin un programa establecido, por personas poco expertas o estudiadas y dentro de un ambiente en el que se mezclan las verdades y las creencias y de ellas surgieron nuestras expectativas, comportamientos y prevenciones particulares

Cuando iniciamos una relación sexual, nuestras verdades y creencias se unen a las de nuestra pareja y de allí nacen las reglas y el estilo de comportamiento para la vida sexual de esa pareja. Pero si uno de ellos inicia una relación sexual con otra persona las reglas y el estilo de esa nueva pareja no tienen que ser exactamente las mismas; las establecerán ellos de acuerdo con esa nueva combinación de verdades y creencias. No existe una persona o institución con la autoridad necesaria para determinar cómo debe comportarse una persona en su intimidad de pareja

No pueden el padre o la madre, un hermano, el sacerdote, el amigo, el consejero, el educador, el psicólogo, el médico o cualquiera otra persona de esta o aquella condición siquiera insinuar las reglas de comportamiento de una persona en su vida sexual

De lo anterior, tenemos que concluir que, dados ciertos principios, las reglas para la vida sexual de una pareja deben ser establecidas por esa pareja, de común acuerdo; de tal manera que cada uno se sienta a gusto según sus propios conocimientos y convicciones y dentro de sus limitaciones y libertades. Propongo que esas condiciones sean:1. La pareja debe estar formada por personas adultas e independientes. Aunque parezca un tanto raro, especialmente si consideramos que la vida sexual la están iniciando los jóvenes alrededor de los 12 o 14 años, debemos recordar que para muchos efectos la ley protege a los menores de edad en lo que se refiere a sus prácticas sexuales. De hecho, podría denunciarse como delito el que un adulto tenga relaciones sexuales con un menor, lo que puede ser un caso cotidiano de novios, él o ella de 18 o más y su pareja de 17 o menos. De la misma manera se protege a las personas con trastornos mentales como retardos, psicosis o demencias a quienes la ley considera menores de edad. Y no es que los menores, los dependientes o las personas con trastornos mentales no puedan disfrutar de una vida sexual activa; más bien es que su condición de dependientes o de menores permite la intromisión y participación de terceros con la intención de supervisión y control y por ello esta pareja no tiene libertad completa para decidir respecto de su vida sexual

2. Se negocian las reglas de pareja bajo el contexto de la equidad sexual, social, económica e intelectual. No deben existir ventajas de uno u otro por el sexo al que pertenece, por la clase social o económica o por el nivel intelectual. Dentro de lo posible, la pareja debe consolidarse con equidad de género; con la concepción de que, como pareja, pertenecen a un mismo grupo socioeconómico y con una actitud abierta hacia la adquisición equitativa y simultánea de conocimiento sobre su vida en común. Ojalá se acordaran las reglas para la vida sexual de una pareja cuando los miembros que la conforman contaran con más verdades que creencias

3. Cada uno acepta o rechaza las propuestas del otro libremente y según sus conveniencias o gustos personales. En la vida sexual de una pareja no hay cabida para la coerción, el chantaje o el engaño. No existe obligación alguna de parte de una persona para que realice algo que su pareja desea. Cada uno, por sus convicciones y preferencias debe decidir en qué participa y en qué no. Si bien cada persona tiene derecho a proponer cuanto se le ocurra para vivir en pareja, la otra debe tener la opción de aceptar o rechazar libremente, y parcial o totalmente, cada una de esas propuestas

4. Puede cada uno, en cualquier momento, someter a nueva discusión y acuerdo lo que se hubiere acordado. Cada persona debe tener la posibilidad de retractarse de un acuerdo previo en estos asuntos de pareja y por ello debe poder someter a nuevos acuerdos aquello que ahora no le conviene o le proporciona desagrado. Algunas personas, con una positiva actitud abierta, aventurera y exploradora, se prestan para vivir nuevas experiencias sexuales con su pareja; pero, en algunos casos, se cansan o no lo encuentran agradable y deben poder decir ¡no! de allí en adelante

Mientras se respeten las leyes y principios sociales, ¡la ética sexual de una pareja es asunto de esa pareja!Con base en estos principios, este es el espacio para consultar todo lo que se les ocurra o les inquiete sobre sexualidad en general aunque inicialmente pueda parecerle pecaminoso, inmoral o pervertido puesto que se tratará de manera seria y científica. ¡PREGUNTE!

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