Ciencia y medio ambiente

Hábitat de dantas está en gran riesgo

Tres de las cuatro especies de dantas en el mundo se encuentran en Colombia, y están siendo amenazadas por la pérdida de su entorno y la cacería.

Hábitat de dantas está en gran riesgo

En la actualidad, el género Tapirus (danta) es el único miembro de la familia Tapiridae que ha sobrevivido. Y en el país se hallan tres de sus especies: Tapirus bairdii, Tapirus Pinchaque y Tapirus terrestris. Tres de las cuatro especies de dantas en el mundo se encuentran en Colombia, y están siendo amenazadas por la pérdida de su entorno y la cacería

Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), el estado de conservación de estos mamíferos es crítico. Las tres se encuentran en alguna categoría de amenaza. Con base en sus criterios, la IUCN tiene clasificada a la especie Tapirus terrestris a nivel nacional como vulnerable y a la subespecie Tapirus terrestris colombianus como en peligro crítico, dada su distribución restringida y aislada. Tania Marisol González Delgado, bióloga de la UN en Bogotá, señala que entre los principales obstáculos para preservar los tapires en Colombia están la pérdida de hábitat y la cacería. “La gran mayoría de las coberturas boscosas en donde habita han sido deforestadas para el desarrollo de actividades agrícolas, ganaderas y de siembra de cultivos ilícitos, entre otros, lo que ha provocado fragmentación y disminución de su entorno”. Por eso, decidió hacer una investigación en la que evaluó el hábitat de la danta colombiana y el estado de su fragmentación en las cuencas Río Ancho y Don Diego, en la Sierra Nevada de Santa Marta. El objetivo fue determinar el uso y la selección de este con relación a la disponibilidad, “para elaborar un mapa de distribución potencial en la zona, contribuir a la definición de las áreas de protección críticas y apoyar sus procesos de conservación”. En el mes de abril del año 2011, la Fundación Nativa, con auspicio de Corpoguajira, atrapó un individuo macho en la Reserva Buenavista. “Este fue equipado con un collar de telemetría que suministró información de ubicación geográfica, altitud y fecha entre los meses de abril y julio de ese año”, cuenta González. El propósito del aparato, que viene acompañado de una antena y un radio, es conocer el lugar por donde se mueve el animal que lo lleva puesto. Así, se puede determinar su ubicación, sus sitios predilectos, su supervivencia y la estabilidad y las zonas de alimento. De ese modo, “se caracteriza el hábitat”. “La radiotelemetría satelital está conformada por un satélite receptor de señales que las devuelve a los centros terrestres de recepción. De esta manera, se recolectan los datos con los cuales se puede conjeturar el hábitat que utiliza”, puntualiza la investigadora. Y agrega: “Hicimos una salida de campo de veinte días a la Reserva Buenavista. Allí, instalamos dos cámaras trampa frente a los senderos que presentaban rastros. Gracias a ellas identificamos tres individuos”. En recorridos diarios, “seguimos rastros indirectos, como huellas, heces, comederos y dormideros, para delimitar los caminos utilizados por las dantas”. Las dos cámaras (de iluminación nocturna infrarroja y detector de movimiento) se ubicaron en árboles en dos tipos de coberturas: bosque y vegetación secundaria. “Pudimos observar, según las horas registradas, que ejecuta sus actividades de alimentación, desplazamiento, forrajeo y eliminación entre las seis de la tarde y las seis de la mañana. Se trata de hábitos nocturnos-crepusculares”, señala. En el estudio se identificaron algunas de las plantas que hacen parte de la dieta de este mamífero: “guineo (plátano), revientabarriga (familia Acanthaceae) y yuca”. “Mostró un área aproximada de 6.573 hectáreas (ha), en general, y de 2.000 ha en áreas centrales de actividad o de mayor ocurrencia. La mayoría de las observaciones se hicieron en las coberturas de bosque y vegetación secundaria”, asegura la bióloga de la UN. “Estas estimaciones son esenciales para contribuir al conocimiento de la ecología de la especie y determinar cuáles son sus requerimientos de hábitat, a fin de desarrollar acciones de conservación adecuadas que ayuden a delimitar zonas prioritarias de conservación y a tomar decisiones gubernamentales”, expresa. El trabajo duró seis meses e involucró una salida preliminar a la zona; un ordenamiento y análisis de los datos del collar; “el uso de sistemas de información geográfica (SIG) para examinar coberturas vegetales, rangos de acción y otros factores ambientales”; y “el seguimiento de rastros indirectos y caracterización del entorno”. “Aportes al uso y estado de fragmentación del hábitat de la danta de tierras bajas, Tapirus terrestris colombianus, Hershkovitz, 1954 (Perissodactyla: Tapiridae), en la Sierra Nevada de Santa Marta en las cuencas Río Ancho y Don Diego (Colombia)” es el nombre de la indagación de González.

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