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La soledad de Camilo Villegas

Es fácil suponer que la vida de un golfista como Camilo Villegas esta llena de finas compañias, fiestas, glamour, derroche , bullicio y mucha gente al rededor. Pero su mayor deseo es estar solo en el campo, en medio de la multitud, aislado, metido en su interior para poder sustraerse de un entorno que perjudica. Camilo lo logró en El Doral y fue quinto en una gran actuación

La soledad del golfista profesional es inimaginable. Nadie más solo que Tiger Woods en medio de la ansiosa multitud en los torneos. Son 20.000 personas siguiéndole, pendientes del más mínimo detalle, observándolo en todos sus gestos, vigilándolo, esperando una sonrisa, una mirada y los más optimistas un autógrafo. Solo unos cuantos privilegiados lo logran y eso el día miércoles. Porque en los 4 días de competencia no existe contacto con su público. Y esa soledad es la que anhela y busca Camilo Villegas. Acostumbrado al grito desenfrenado del partido de fútbol del colombiano típico, a la protesta de los aficionados por qué no los determina, porque no los saluda o simplemente porque no les habla. Camilo busca sustraerse de cualquier elemento que lo distraiga, que lo separe de la demencial concentración que solo logran los ganadores y que es obligada para ganar títulos. Y Camilo en el Championship del Doral lo logró, a pesar de ser el torneo menos propicio para hacerlo. Porque está lleno de Colombianos, porque Miami desconcentra, porque hay muchas tentaciones y porque es un torneo bullicioso. Esta vez ni siquiera su familia lo acompañó porque se fueron a Puerto Rico detrás de su hermano Manuel donde compitió. La gente de IMG que lo maneja estuvo separada y sus amigos cercanos solo compartieron con él lo necesario. Villegas es una celebridad deportiva en Estados Unidos. En el Doral había tres nubes de público: la que seguía a Tiger, la que estuvo atenta a Phil Michelson en la definición de su brillante título y la que acompañaba por todos los hoyos al colombiano. Los fotógrafos siempre lo buscan y tiene el magnetismo de congregar no solo al experto sino al curioso y al que va al campo a buscar únicamente un rato de distracción. Su rutina en estos 4 días fu intensa. Llegaba muy temprano al Chiping Green, un lugar retirado donde se practica el juego corto. Allí entrenaba antes de salir al campo y después. Eran entre 2 y 3 horas diarias tirando bolas a menos de 50 yardas, alrededor de la zona de bandera y desde los bunkers. Muchos de esos tiros entrenados los repitió en el campo, como el chip en bajada el viernes en el hoyo 10 donde consiguió un águila – 3 golpes en un par 5 -. O el par con lago del último día en el hoyo 4, el más difícil del campo. El miércoles antes de comenzar, estaba practicando putter y se le acercó Tiger Woods. Le dio tremendo abrazo, compartió con él, le mamo gallo, se rieron y estuvieron juntos 15 minutos. Algo inusual en el número uno del mundo y menos en un Champinship. Aunque no hablaron nada trascendental, fue evidente la simpatía del Tigre con el colombiano. Camilo tiene una gran relación con todos los jugadores del Tour. El jueves dialogó siempre con su compañero de juego Tim Clarck que dijo: “tú eres el cazador del tigre”. Muchos de ellos lo buscan para saludarlo y lo hacen con cariño y deferencia. Los entrenadores, que son muchos, le tienen respeto y admiración. Casi todos los jugadores tiene 3 o 4 personas a su alrededor como equipo técnico: el instructor de swing, el de putter, el sofrólogo, un preparador físico y alguien más. Villegas anda solo, con su caddie Gary que tiene la esposa embarazada y se camina los 18 hoyos. Además es su amigo y consejero en el campo. Comparte con él muchas decisiones, sobre todo la lectura de los grenes. Y al finalizar los recorridos aparece un personaje logístico de IMG que se encarga de que no le falta nada. Incluso le carga la talega después del juego. Las 8 o 9 horas en el club las complementa con un trabajo de gimnasio y estiramiento. Hace parte de la nueva generación liderada por Tiger donde lo físico es fundamental. Por eso Camilo se mantiene a tope en su condición atlética. Monta en bicicleta, trota, hace pesas y mucho trabajo de elasticidad. Por la noche, ya relajado pero metido en su objetivo, generalmente se va a comer con golfistas compañeros y con amigos muy cercanos, los de la infancia, los que empezaron con él en el Club Campestre de Medellín, sus parceros. El jueves cenó con el español Pablo Larrazabal que lo acompañó en el recorrido del sábado, pues estaba por delante de su paisano Alvaro Quiros que hizo un gran torneo. Fue varias veces a un restaurante japonés de Coral Gable que se llama Su Sushin, sitio discreto sin gran escándalo donde preparan una comida artesanal casera. Le encanta y siempre lo frecuenta. El domingo luego de su quinto lugar y una gran actuación, departió en Prime One Twelve en Miami Beach donde se come una carne estupenda. Camilo aprendió a aislarse en los grandes torneos, hace una semana no estuvo metido bien en concentración en el Honda Classic y no pasó el corte. Cinco torneos en 6 semanas con viaje a Australia incluido producen un desgaste enorme. Trabaja regularmente con un sicólogo amigo a distancia y eso le ayuda a meterse estimulado en sí mismo y a caminar solo en medio de las multitudes. Es el desafío de todo gran jugador y el ejemplo que Tiger les da a sus colegas. A propósito dijo al final: “Camilo es un excelente jugador, ya ha ganado 2 torneos y seguramente va a ganar muchos más porque tiene un gran talento. Es apenas su tercer año en el Tour y le espera un futuro muy bueno”. Jugar golf a nivel profesional con los mejores del mundo es muy difícil. El sacrificio es muy grande y no es suficiente solo ser un excelente jugador para triunfar. Se necesitan muchas otras cosas que la gente no siempre advierte. Trabajando muy duro, matándose en las prácticas de sol a sol, descubriendo su propio talento y teniendo la inspiración de los elegidos, son solo la cuota inicial de los campeones. A partir de allí empieza lo que muchos llaman el entrenamiento invisible y otros cuantifican como el 80% del golf: la parte mental. Camilo Villegas cada vez es más fuerte interiormente, ha entendido a la perfección lo que es ganar y perder, sabe administrar sus sensaciones y está comprometido con un país que está aprendiendo a disfrutar sus logros y a comprende mejor lo que es este maravilloso deporte.

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