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Aumenta la polémica sobre autenticidad del "Osario de Santiago"

Aunque día a día crece la polémica sobre la autenticidad del llamado "Osario de Santiago" -supuestamente la primera evidencia física de la existencia de Jesús-, el Museo Real de Ontario (Canadá) mantiene sus planes de exponer la reliquia la próxima semana.


TORONTO.--- Aunque día a día crece la polémica sobre la autenticidad del llamado "Osario de Santiago" -supuestamente la primera evidencia física de la existencia de Jesús-, el Museo Real de Ontario (Canadá) mantiene sus planes de exponer la reliquia la próxima semana.
La historia del "Osario de Santiago" -que contendría los restos del hermano de Jesús, quien se hizo cargo de la iglesia de Jerusalén tras la Resurrección y que murió alrededor del año 62 de nuestra Era-, es digna de formar parte de una de las películas de la serie aventurera de Indiana Jones.
En la trama se incluyen un modesto sarcófago de piedra, un misterioso coleccionista de antigûedades israelí, una variedad de expertos y científicos, el controvertido viaje de la reliquia hacia Norteamérica para su exposición en un reputado museo y un supuesto descubrimiento que revolucionaría la historia de la Humanidad.
Todo empezó en octubre del 2001, cuando la revista estadounidense "Biblical Archeology Review" anunció a bombo y platillo el descubrimiento de una pieza que confirma la existencia de Cristo "literalmente escrita en piedra... el primer descubrimiento arqueológico que corrobora las referencias bíblicas de Jesús".
La prueba sería la inscripción en arameo grabada en el "Osario de Santiago", un sarcófago de piedra de poco más de 50 centímetros de longitud, con un texto que dice "Santiago, hijo de José, hermano de Jesús".
Los análisis del paleógrafo André Lemaire, de la Universidad parisiense de la Sorbona, indican que la inscripción está realizada en una forma de escritura sólo utilizada entre los años 10 y 70 de nuestra era y que el osario está datado aproximadamente alrededor del año 63.
Tan pronto como se anunció el descubrimiento, surgieron preguntas y afloraron misterios.
La primera pregunta, ¿quién es el propietario de la sorprendente pieza?, ha sido contestada recientemente.
Oded Golan, un ingeniero israelí de 51 años cuya afición es la colección de piezas arqueológicas, admitió públicamente la semana pasada ser el dueño del codiciado osario, sólo después que el sarcófago llegase a Toronto para ser exhibido y se descubriese que había sido dañado durante el viaje.
La siguiente cuestión es porqué Golan, quien dice posee el osario desde comienzos de la década de 1970, ha tardado casi 30 años en revelar tan importante descubrimiento.
Aquí las respuestas se vuelven más sospechosas, ya que Golan afirma que no prestó atención a la pieza, una más de su voluminosa colección, porque los nombres de Santiago, José y Jesús eran muy comunes hace 2.000 años.
Pero los más escépticos dudan de esta explicación y apuntan a la ley israelí sobre antigûedades, que estipula que toda pieza arqueológica descubierta o encontrada en Israel después de 1978 es propiedad del Estado.
Si Golan adquirió el osario recientemente, como algunos sospechan, el sarcófago tendría que ser expropiado.
La tercera cuestión se refiere a la inscripción en sí misma.
La doctora Rochelle Altman, una experta en inscripciones y escritura antigua, afirma que el osario y la primera parte de la inscripción son genuinas, pero que "la segunda parte es un fraude".
Según Altman, la caja es realmente un osario del primer siglo de nuestra era, la inscripción "Santiago, hijo de José" es real pero la segunda parte, "hermano de Jesús" es "una falsedad toscamente ejecutada y añadida posteriormente".
El misterio del "Osario de Santiago" se ha ahondado recientemente con su traslado a Toronto.
Durante el viaje, la preciosa pieza fue dañada y llegó a la ciudad canadiense con unas profundas grietas que recorren el lateral de la caja donde está la cuestionada inscripción.
Lo que parece haber sido un accidente empieza a resultar sospechoso cuando se han revelado detalles del traslado del osario.
La pieza fue consignada a la firma Brinks, especializada en el transporte de objetos preciosos.
Para desmayo del Museo de Ontario, el osario de casi 2.000 años de edad fue arropado con varias capas de envoltorio plástico e introducido en un contenedor de cartón, en vez de una caja rígida para mover delicadas piezas.
Y en vez de ser enviado en un vuelo directo entre Tel Aviv y Toronto, Brinks decidió mandar el osario primero a Nueva York y luego a Hamilton (Ontario), antes de llegar a su destino final.

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