Ganaderos ecuatorianos dejan frontera por temor
Rara vez José visita su hacienda en los Andes, al pie de la frontera entre Ecuador y Colombia.
PROVINCIA DE CARCHI, Ecuador.--- Rara vez José visita su hacienda en los Andes, al pie de la frontera entre Ecuador y Colombia.Pero no lo hace desde que un grupo de hombres armados visitó su casa en el 2000 pidiendo 10.000 dólares en efectivo a cambio de una "protección" que le ofrece el segundo grupo guerrillero de Colombia, el Ejército de Liberación Nacional (ELN).Días después, el ganadero de 37 años agarró sus cosas, y junto a su esposa y dos hijas se trasladó a Quito, 140 kilómetros al sur, para iniciar una nueva vida libre de las amenazas de los presuntos rebeldes."El momento que te pasa eso, pierdes toda la seguridad y toda la confianza y todas las ganas de trabajar", dijo a Reuters en Quito el ganadero, que pidió que su apellido se mantenga bajo reserva.Un mes después, el grupo regresó y comunicó a sus empleados que José correría peligro si no pagaba. Así que decidió enviar sus trabajadores a Colombia para negociar un acuerdo con hombres que dijeron representar a la guerrilla, y terminó pagando 7.000 dólares.El ganadero señaló que mientras pagar a los extorsionistas le permitió un respiro a corto plazo, la situación lo convierte en presa fácil para que exijan otras colaboraciones en el futuro. "No te van a dejar (...) como ya colaboraste una vez, puedes colaborar dos veces, puedes colaborar tres veces", lamentó.Pero José no es el único ganadero que ha salido de los cerros verdezuelas de la provincia norteña de Carchi desde que grupos que proclaman ser guerrilleros comenzaron a cobrar estas "vacunas" a cambio de seguridad.Vendedores de productos veterinarios y semillas dicen que sus ventas cayeron entre 30 y 40 por ciento en el último trimestre del 2001, principalmente porque los dueños ya no se encuentran en sus propiedades para cerrar las transacciones.Colombia está inmerso en una guerra de 38 años que ha cobrado 40.000 vidas en la última década. Mientras grupos armados de derecha y de izquierda obtienen dinero mediante la extorsión y el secuestro de comerciantes, ganadores y hasta de narcotraficantes colombianos, en Ecuador, un país tradicionalmente pacífico, este tipo de extorsión o "vacuna" de seguridad es un concepto importado.Relatos de secuestros y extorsión proliferan entre los ganaderos de Carchi, muchos de los cuales han dejado de visitar sus fincas y quienes lo hacen utilizan automóviles prestados y transitan senderos polvorientos para despistar a los delincuentes.Algunos funcionarios de seguridad creen que los ganadores en esta provincia agrícola están excesivamente atemorizados, pero admiten que la tendencia genera preocupación. BALA EN EL CORREOUna viuda cuyas mejillas reflejan su edad, recuerda que recibió una bala en una carta dejada en la puerta de su casa una madrugada del año pasado.Pese a que no ha pagado los 5.000 dólares que le exige un grupo que proclama ser de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ella sabe que la paz que disfrutó en los últimos 20 años dejó de existir."(Mi hijo) no permite que yo salga, cambiamos de horas y de caminos", dijo, y pese a la amenaza se rehusa dejar las 270 reses que cría para vender leche a la industria local.La mayor feria de ganado de la zona en la ciudad de San Gabriel fue cancelada el año pasado. Los ganaderos dijeron que temían mostrar sus animales o cultivos de papa o brócoli, al pensar que exhibir prosperidad podría convertirles en blancos de extorsión.Mientras algunos sostienen que las cartas amenazantes provienen del ELN, otros opinan que son de las FARC y algunos señalan a delincuentes comunes que estarían aprovechándose de la falta de seguridad regional para enriquecerse.Fuentes ecuatorianas de seguridad dicen que las autoridades colombianas aparentemente han aumentado la presión sobre los grupos guerrilleros tras el inicio de una ofensiva antidrogas apoyada por 1.000 millones de dólares de Estados Unidos, lo que podría llevar a los rebeldes a tratar de cruzar la frontera.Ecuador no es el único país fronterizo con Colombia que se preocupa por un posible desbordamiento del conflicto hacia los vecinos. Residentes de la frontera venezolana también denuncian que son blanco de rebeldes colombianos.Las autoridades ecuatorianas dicen que no pueden evaluar la dimensión del problema porque los 600 grandes hacendados y los 12.000 agricultores pequeños de la provincia de Carchi tienen demasiado miedo para hablar del tema."Aquí muchas personas dicen que (eso) está sucediendo, pero respecto a las estadísticas, tenemos tal vez sólo uno o dos" casos, dijo a Reuters el comandante del ejército para la provincia, coronel Wagner Bravo.Varios diputados y líderes provinciales han pedido que Ecuador cierre su frontera y exija pasaporte a los colombianos, quienes actualmente pueden ingresar a este país con su cédula de identidad local.Pero con decenas de cruces clandestinos, muchos dicen que cerrar la frontera oficialmente no mejoraría la seguridad sino que agitaría las relaciones diplomáticas y debilitaría el comercio binacional.RELATIVA PAZEn comparación con Colombia, donde se dice que se registran más de 10 secuestros diarios, Ecuador sigue siendo un país pacífico donde aún se desconocen puntos de control de los rebeldes y combates guerrilleros.Desde la década de 1980, Ecuador ha tenido muy pocos problemas con grupos insurgentes, mientras que su vecino al sur, Perú, enfrentó duramente a grupos subversivos en los años 1990 y Colombia aún lucha por una solución a su conflicto.Pero la tranquilidad en esta zona de los Andes se quebró el año pasado cuando dos ganadores fueron secuestrados y devueltos meses después procedentes de lugares desconocidos en Colombia, luego de que presuntamente se pagara dinero por su rescate.Apenas una amenaza ha sido suficiente para que varias familias ecuatorianas se alejen de la frontera, dejando a sus casas, animales y sus campos."Me acostumbré muchísimo al campo, me tiene mal (la ciudad)", dijo un propietario robusto, quien dejó su terreno en Carchi después que hombres desconocidos le buscaron en automóviles sin placas y con vidrios oscuros.Sin embargo, "prefiero alargarla más" por seguridad, explicó, respecto a su estadía en la capital.



