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Drogas, guerra y crimen acechan frontera norte de Perú

Cuando Maritza Camacho tuvo dolor de muelas hace un par de meses, se vio obligada a cruzar en bote el río Putumayo desde su casa en una remota zona peruana fronteriza hasta Colombia para ver a un dentista de las FARC.

Por Jude Webber
HUAPAPA, Perú .---Cuando Maritza Camacho tuvo dolor de muelas hace un par de meses, se vio obligada a cruzar en bote el río Putumayo desde su casa en una remota zona peruana fronteriza hasta Colombia para ver a un dentista de las FARC.
La tímida madre --de 22 años-- de dos niños estuvo asustada pero dijo que el uniformado rebelde colombiano la trató bien y le sacó la muela con anestesia "sin pedirme nada a cambio".
Sin médicos en Huapapa, un aislado poblado de casas techadas con paja en la cálida selva norte de Perú, el rápido viaje en territorio rebelde --donde acechan la guerra y el tráfico de cocaína-- le parece lo más natural del mundo.
Y el cruce de la frontera no es sólo desde ese lado.
Mostrando cuán fácil es, rebeldes del Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), entraron varias veces a Huapapa --la última en diciembre del 2001-- a comprar gallinas y charlar, pagando bien en pesos colombianos, según pobladores.
Combatir el narcotráfico y a los delincuentes que se benefician de eso sin provocar problemas a través de la porosa frontera entre Perú y Colombia, fue un tema cadente el fin de semana cuando el presidente estadounidense, George W. Bush, se reunió en Lima con los líderes de los países andinos.
El presidente colombiano, Andrés Pastrana, dijo que propuso un plan conjunto de inteligencia para el combate antidrogas.
Según cifras estadounidenses, el cultivo de coca está expandiéndose rápidamente en Colombia, mayor productor mundial de la hoja usada como materia prima para la elaboración de cocaína.
En segundo lugar, Perú sigue aumentando sus cultivos tan pronto son erradicados. Washington dijo que la exitosa reducción de 60 por ciento de los cultivos de la coca en Bolivia, el tercer productor mundial, está siendo contrarrestada por nuevas siembras.
A las autoridades también les preocupa el incremento regional de la producción de amapola, materia prima para la elaboración de heroína.
Estados Unidos, el mayor consumidor de drogas del mundo, está aportando más de 1.000 millones de dólares en el Plan Colombia para combatir el narcotráfico.
Si, como quiere Bush, el Congreso permite pronto que esta ayuda militar se use para combatir a la guerrilla --que junto con grupos paramilitares de derecha ganan millones negociando cocaína y son tildados de "terroristas" por Washington-- los expertos antidrogas temen lo peor para Perú.
"¿Qué pasaría si el Plan Colombia funciona? Esta hoja de coca sería sembrado en otro valle del mundo (...) en Perú", dijo a Reuters el zar antidrogas peruano, Ricardo Vega Llona.
¿EXPORTANDO EL TERROR?
No es sólo el comercio de drogas de Colombia que podría desbordarse hacia cualquier otro lugar si es acabado allá.
Ecuador, visto como un país de tránsito de las drogas pero que se enorgullese de no ser un productor, está preocupado de que ese conflicto colombiano de 38 años, que reclama unas 3.500 vidas al año, pueda expandirse a su territorio.
Se han hallado bases de las FARC abandonadas e incluso una fábrica de sus uniformes en la densa selva amazónica cerca a esa frontera. Y Colombia dijo la semana pasada que enfrentamientos que causaron el mayor número de muertos este año fueron lanzados desde una base de las FARC en Venezuela.
El jefe de una base peruana del río Putumayo en El Estrecho --donde las tropas patrullan en barcos artilleros conocidos como "pirañas"-- tiene un mapa en su oficina-dormitorio con banderitas sobre las zonas de acción de las FARC. Cerca, se ven las fotos de siete rebeldes colombianos buscados.
Pero la importante frontera del Putumayo permaneció sin vigilancia durante casi un año después que la fuerza aérea peruana derribó en abril del 2001 por error una aeronave, causando la muerte de una misionera estadounidense y su bebé.
Tras el accidente Estados Unidos suspendió sus vuelos de interdicción y su vigilancia antidrogas por radar en esa zona.
Perú, que había recortado sus gastos militares, finalmente reparó uno de sus radares y reanudó su vigilancia. Pero eso recién ocurrió hace un par de semanas, dijo a Reuters el jefe de las fuerzas armadas, Víctor Bustamante, en un viaje a la zona.
Bush no anunció en Lima --como Perú esperaba-- una reanudación inmediata de sus vuelos de interdicción pero fuentes oficiales dijeron que la medida no demorará.
Sin vigilancia en el cielo, "temo que hemos dejado la puerta abierta a nuevos cultivos (...) y lógicamente, sin quererlo, estamos promoviendo nuevos laboratorios de drogas", dijo Vega Llona.
REFORZANDO SUS BASES
Fuentes oficiales locales niegan que Estados Unidos quiera establecer una base en la selva norte de Perú como un baluarte contra la guerra colombiana. Perú, sin embargo, está reforzando sus bases a lo largo del Putumayo.
"No es verdad que columnas armadas de las FARC hayan penetrado e infiltrado en Perú", dijo el ministro de Defensa, Aurelio Loret de Mola, desmintiendo un artículo reciente del semanario Newsweek que además reportaba que esa guerrilla tenía incluso vínculos con el grupo maoísta Sendero Luminoso.
Sendero Luminoso se desintegró con la captura de sus dirigentes en 1992, pero la explosión de un coche bomba cerca a la embajada estadounidense en Lima, que dejó el miércoles nueve muertos, ha rememorado el terror que reinó en el país en las décadas de 1980 y 1990 y originado temores de nuevos ataques.
Recientes ataques rebeldes han impulsado a Perú a abrir nuevas bases en zonas remotas de la selva y de los Andes.
Pero en los pobres caseríos de las áreas fronterizas, las autoridades parecen estar muy lejos. Los pobladores recibieron a Loret de Mola con un letrero dándole la bienvenida a "la tierra olvidada de Perú".
Y en El Estrecho, la falta de empleo está llevando a algunos jóvenes hacia los campos de coca colombianos, como fue el caso del hermano de Lucy Rojas, una habitante de 39 años.
"Se fue hace cuatro años a cosechar coca. Y ahora debe estar con las FARC porque la gente dice que no lo ha visto. Yo sé que no lo volveré a ver nunca más", dijo Rojas.

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