FMI condiciona su apoyo a Argentina
El Fondo Monetario Internacional condicionó el miércoles su apoyo a Argentina a la presentación de un programa económico que refuerce las reglas de libre mercado y no caiga en una política populista.
BUENOS AIRES.--- El Fondo Monetario Internacional condicionó el miércoles su apoyo a Argentina a la presentación de un programa económico que refuerce las reglas de libre mercado y no caiga en una política populista.Mientras el gobierno del presidente Eduardo Duhalde ponía en marcha una "flexibilización" del congelamiento de depósitos, a costa de que los ahorristas se resignen a perder más del 20 por ciento de su capital, el FMI recalcó que en cualquier caso no tenía previsto ofrecer un gran paquete de rescate."El Fondo en principio debería ser restrictivo cuando se trata de operaciones de apoyo financiero", dijo el titular del organismo, Horst Koehler, al diario alemán Die Zeit en una entrevista que se publicará el jueves."Le damos tiempo al país para que elabore una estrategia general. Si el nuevo programa es convincente, otorgaremos ayuda financiera adicional", agregó.En cambio, sectores de la población demandaron medidas contrarias a lo que desea el organismo internacional. Aunque las protestas aún son aisladas y no pueden compararse con las que sacudieron al país hace un mes, manifestantes en diversos puntos del país exigieron la devolución íntegra de sus depósitos.Junto a ellos, grupos de desocupados cortaron carreteras demandando pan y trabajo, en un país donde uno de cada tres argentinos vive en la pobreza y el índice de desempleo trepó hasta el 18,3 por ciento de la población económicamente activa. LAS CRITICAS DEL FONDOEl FMI ha insistido, desde que Duhalde asumió la presidencia el 2 de enero, en que la mejor opción para reemplazar la paridad uno a uno del peso frente al dólar, vigente durante más de una década, es dejar flotar libremente la moneda local.El gobierno prometió satisfacer el deseo del FMI en el segundo semestre del 2002, cuando habrá un solo mercado regido por la oferta y la demanda.Hasta entonces se mantendrá un sistema dual --una plaza oficial con el dólar a 1,40 pesos y una libre--, lo que es visto por los economistas más liberales como una política intervencionista.Para cumplir con ese compromiso, el Banco Central argentino ha estado interviniendo en el mercado a fin de reducir la brecha entre el llamado dólar oficial y el libre, haciendo que en los últimos dos días el precio de la divisa cayera desde un máximo de 2,30 pesos a un mínimo registrado el miércoles de 1,75/1,77.Fuentes del gobierno admitieron también que en el FMI se encendió la luz de alarma cuando se divulgó un proyecto de ley que podría tratar el miércoles el Senado por el cual las empresas al borde de la quiebra podrían mantenerse a flote obligando a sus acreedores a asociarse a ellas.Según explicó a Reuters la senadora oficialista Malvina Seguí, el proyecto implicaría que los acreedores se verían obligados a quedarse con acciones ordinarias de la compañía, que no dan poder de decisión, para capitalizar las deudas.Así, los bancos podrían transformarse en socios de miles de empresas --entre ellas, muchos de los grandes grupos nacionales-- que, tras casi cuatro años de recesión, cayeron en desgracia por una feroz reducción del consumo, pero no podrían tomar el control de esas compañías.A las objeciones del FMI, que el martes enfatizó que la salida de Argentina no pasaba por el populismo, se suman las de la Unión Europea, cuyo Consejo de Ministros de Finanzas advirtió que cualquier ley de quiebras deberá tener en cuenta la solidez del sistema financiero.Para Seguí, que no está de acuerdo con la iniciativa, "esto no va a ser aprobado así" porque, aseguró, una gran parte de los senadores no apoya la norma.La ley original, que ya fue aprobada en la Cámara de Diputados, no incluía esta propuesta de capitalización de deudas que fue sugerida por el Poder Ejecutivo y sólo planteaba una suspensión por 180 días de las ejecuciones hipotecarias y prendarias por parte de los acreedores. HACIENDO CUENTASLos ahorristas argentinos, con sus depósitos parcialmente congelados desde diciembre para frenar una fuerte fuga de fondos de los bancos, calculaban el miércoles si era conveniente convertir a pesos parte de sus dólares para poder usarlos en transacciones con medios electrónicos de pago.La opción ofrecida a partir de este miércoles por el gobierno es convertir a pesos a la tasa de cambio oficial (1,40 peso por dólar) hasta 5.000 dólares de cajas de ahorro o plazos fijos y hasta 10.000 dólares de cuentas corrientes, operación que implica perder más de 20 por ciento del capital original.Los depositantes, quienes provocaron la caída de dos presidentes en menos de dos semanas cuando se anunció en diciembre el congelamiento de sus ahorros, coincidieron en que se trataba de un "robo", aunque algunos prefirieron tomar lo que les daba ante la incertidumbre del futuro.Los bancos "tendrían que devolvernos como está el cambio (en el mercado libre) y no quedarse con el vuelto como siempre lo hicieron. Ellos están trabajando con nuestra plata", dijo un ahorrista furioso durante una manifestación frente a un banco en Buenos Aires."Esto no es democracia, esto es comunismo. Esto es Cuba, no es Argentina. Te dicen qué comer y qué hacer. Esto no va a parar hasta que vayamos a prender fuego a los bancos, esto pacíficamente no se arregla", añadió una también furiosa mujer que participaba de la protesta.En otro banco de Buenos Aires, un ahorrista, desconfiado como la mayoría de los argentinos de las intenciones del gobierno y de los bancos, prefirió aceptar las pérdidas con tal de tener algo de dinero."Voy a convertir mis ahorros a pesos... Estoy preocupado porque a lo mejor al gobierno se le ocurre devolverme el dinero en bonos", afirmó. "Lo más lógico es pesificarlo a 1,40 y comprar a 1,80 para volver a tener dolares porque no sabemos lo que va a pasar en el futuro".



