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Nuevo estudio vincula la inteligencia con el tamaño del cerebro

Una investigación científica de la Universidad de California afirma que algunas regiones del cerebro dependen de la herencia genética y que su tamaño puede estar en relación directa con la inteligencia.

WASHINGTON.--- Una investigación científica de la Universidad de California afirma que algunas regiones del cerebro dependen de la herencia genética y que su tamaño puede estar en relación directa con la inteligencia.
La investigación se centra en dos componentes del cerebro conocidos como la "sustancia gris" y la "sustancia blanca", especialmente ricas en tejidos nerviosos y en las conexiones que permiten a las células comunicarse.
Aunque ha sido muy controvertida hasta ahora la idea de que el tamaño del cerebro puede condicionar la inteligencia, los investigadores afirman haber encontrado una relación directa entre las cantidades de "sustancia gris" y las funciones relacionadas con el lenguaje u otras manifestaciones de la inteligencia.
Según han explicado en un artículo que publica hoy la revista especializada Nature Neuroscience, las imágenes de resonancia magnética que han realizado entre 40 parejas de hermanos, la mitad de ellos mellizos, confirman ese vínculo entre tamaño de algunas regiones del cerebro e inteligencia.
En junio de 1999, investigadores de la Universidad McMaster de Ontario (Canadá) descubrieron, por su parte, que el cerebro del eminente físico y matemático Albert Einstein tenía algunas peculiaridades morfológicas que podrían haber influido en su gran capacidad de pensamiento espacial y matemático.
Einstein, que donó su cerebro a la ciencia para que fuera investigado, tenía uno muy similar al de la mayoría de las personas, pero las áreas relacionadas con el cálculo presentaban hasta un 15 por ciento más de desarrollo.
El físico, que enunció la trascendental Teoría de la Relatividad, carecía además de una fisura común que separa dos regiones del cerebro, lo que pudo haberle proporcionado a sus neuronas una mayor rapidez y capacidad de intercomunicación.
En el estudio presentado ahora, Paul Thompson, investigador principal de la Universidad de California, en Los Angeles, ha advertido de que no se puede utilizar el tamaño del cerebro en general como indicador de la inteligencia de una persona, pero, como media estadística -asegura-, la idea se sostiene.
Thompson, que ha realizado las investigaciones junto con científicos de Finlandia, asegura que las mediciones efectuadas en los hermanos gemelos sobre la materia gris han revelado que este área del lóbulo frontal está bajo un estrecho control genético.
Dado que algunos hermanos gemelos son idénticos, comparten la mayor parte de los genes, heredados de su padres, y presentan el mismo desarrollo de algunas partes del cerebro.
La investigación también ha determinado que la herencia puede ser determinante en otra área del hemisferio izquierdo conocida como región de Wernicke, que es clave para el lenguaje.
Tras comprobar que el desarrollo de esas regiones era similar en los hermanos idénticos, se sometió a los 40 sujetos investigados a test de inteligencia.
Thompson afirma que las pruebas revelaron que los niveles de inteligencia parecen guardar una relación directa con la cantidad de sustancia gris en los lóbulos frontales de los hermanos estudiados.
Para el científico, estos resultados constituyen toda una sorpresa, porque "nadie podía suponer -afirma- que algo tan sencillo como la sustancia gris podría afectar algo tan complicado como la inteligencia".
La sustancia gris es una porción del sistema nervioso central que incluye el córtex cerebral, los ganglios basales y el núcleo del cerebro, así como el cordón espinal en forma de H que queda envuelto por la sustancia blanca.
Los científicos que han realizado este estudio parten de la idea de que el cerebro está dividido en "módulos", cada uno de los cuales realiza una tarea diferente.
Así, los lóbulos frontales controlan la planificación y la evaluación de posibilidades, mientras que áreas posteriores del cerebro son responsables de facetas como la visión.
Su objetivo en el trabajo con mellizos era probar en qué medida la herencia genética afecta al cerebro, con el fin de descubrir genes que pudieran condicionar enfermedades como la esquizofrenia o el autismo.
Este trabajo "proporciona el primer mapa del modo en que los genes controlan la estructura del cerebro", ha señalado Thompson, quien cree que la relación de la sustancia gris con el número de células cerebrales puede explicar el vínculo que une su tamaño con la inteligencia.
Dado que esta sustancia está directamente relacionada con las conexiones que se establecen entre las células, su mayor desarrollo puede condicionar la inteligencia, al permitir un mayor flujo entre los impulsos que las neuronas intercambian.

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