PAPA ENCONTRARA A IGLESIA FUERTE PERO CONFRONTADA CON GOBIERNO
El Papa encontrará durante su cuarta visita a México a una Iglesia fortalecida tras su reconocimiento legal en 1991 y la reanudación las relaciones con el Vaticano en 1992, aunque todavía en confrontación con el gobierno. <BR>Los vínculos entre...
El Papa encontrará durante su cuarta visita a México a una Iglesia fortalecida tras su reconocimiento legal en 1991 y la reanudación las relaciones con el Vaticano en 1992, aunque todavía en confrontación con el gobierno.
Los vínculos entre la Iglesia Católica y el gobierno del presidente Ernesto Zedillo nunca fueron del todo armoniosos, pero ahora, a medida que el clero retoma parte del poder que detentaba en el pasado, se vuelven cada vez más difíciles.
La recuperación de la personería jurídica relanzó a la Iglesia en el escenario nacional y la convirtió en "un factor real de poder", según Nicéforo Guerrero, ex director general de Asuntos religiosos del ministerio de Gobernación.
La visita de Juan Pablo II prevé impulsar aún más el protagonismo de la Iglesia para lograr sus objetivos de largo plazo, que consisten en ocupar más espacios en la educación y los medios de comunicación y en hacer que el Estado muestre mayor dureza ante el avance de las llamadas "sectas".
Sin duda, la jerarquía "aumentará su influencia debido a la ruptura de las estructuras políticas en algunos de los partidos, que han quedado precisamente al garete", estimó Guerrero.
Siete años después de su reconocimiento, la Iglesia pudo "establecer mayor comunicación con sus fieles, mantener el número de adeptos y detener el avance de las sectas", afirma Ricardo Ampudia, autor del libro "La iglesia de Roma, estructura y presencia en M'xico".
Sin embargo, este cambio en el estatus legal de la Iglesia profundizó el distanciamiento entre la Iglesia y el Estado.
La falta de solución al caso del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, el 24 de mayo de 1993, la situación en Chiapas y el modelo económico aplicado en México son algunas de las causas de las tensiones señaladas por los expertos.
"Las actuales desavenencias se deben en gran parte a que Zedillo carece de una verdadera política de Estado hacia la Iglesia Católica", a diferencia de su predecesor Carlos Salinas, evaluó el especialista en temas religiosos Bernardo Barranco.
Barranco, presidente del Centro de Estudios de las Religiones en México, mencionó el tema de la ejecución del arzobispo de Guadalajara como "un expediente que sigue abierto para el Vaticano y para la Iglesia mexicana".
El gobierno declaró "cerrado" el caso Posadas Ocampo, e insistió en que el prelado fue confundido con un jefe del tráfico de drogas. Sin embargo, altos exponentes de la jerarquía católica creen que se trató de un "asesinato directo".
El tema de Chiapas, el sureño estado donde se produjo un levantamiento armado indígena desde enero de 1994, también "provocó una relación dura y agria entre el gobierno de Zedillo y la Iglesia católica".
El 29 de mayo de 1998 Zedillo arremetió en Chiapas contra el obispo de San Cristóbal Samuel Ruiz, miembro de la Teología de la Liberación, acusado de patrocinar el movimiento rebelde.
"A esos que creen que esa teología justifica la violencia, hay que decirles que están equivocados, que rectifiquen si es que tienen una buena misión qué cumplir en la tierra", dijo el mandatario mexicano.
Aunque en la jerarquía católica mexicana coexisten diferentes corrientes, dominadas por una posición centrista sobre una minoría que defiende la Teología de la Liberación y otra de posiciones ultraconservadoras, los obispos suelen reaccionar con unidad monolítica cuando se ataca a uno de sus miembros.
No extrañó por ello que de inmediato los cuatro obispos de Chiapas respondieran enérgicamente a Zedillo.
"Los que se creen dioses, cuya palabra es infalible y que tienen la solución de todos, son un estorbo para la paz", señalaron los prelados en una declaración conjunta.
El tema económico también complicó las relaciones, y hasta el Papa criticó el modelo "neoliberal" aplicado por Zedillo.
El 9 de mayo de 1990, en el norteño estado de Durango, en su segunda visita al país, el Papa señaló que en México "se está todavía muy lejos del ideal de justicia" a pesar de los "ingentes recursos con que el Creador ha dotado a este país".
"Al lado de grandes riquezas y de estilos de vida semejantes -y a veces superiores- a los de los países más prósperos, se encuentran grandes mayorías desprovistas de los recursos más elementales", recordó el Santo Padre



