Editorial de Gustavo Gómez: ¿Qué están pensando?
Este es el editorial de Gustavo Gómez del 25 de julio de 2022
Nadie hoy en Colombia tiene una mínima seguridad de lo que va a pasar en los próximos meses. Nadie. Ni siquiera la izquierda, la oposición o los movimientos alternativos, que apoyaron la exitosa campaña de Gustavo Petro, y que esperan con expectativa la manera en que el cambio se compaginará con los apetitos de los caciques tradicionales, que ya le han declarado lealtad al nuevo gobierno y reclaman el correspondiente pago por ese apoyo.
- Lea también: ¿Qué está pensando Álvaro Uribe?
- Lea también: Editorial Gustavo Gómez: ¿Quién es Gustavo Petro?
Cuando sepamos realmente qué piensan los protagonistas de la coyuntura actual, tal vez tengamos más seguridades y menos intranquilidades. ¿Qué piensan los que tienen que actuar en beneficio de los colombianos? Es una buena pregunta o, mejor, muchas preguntas:
¿Piensa el nuevo ministro de defensa que la alta oficialidad de las fuerzas armadas, o es corrupta, o comulga con el paramilitarismo? ¿Piensa el ministro de Hacienda que es rica una familia de cinco personas donde entran diez millones mensuales vía salario? ¿Piensa el ministro Ocampo quedarse más de un año en su cargo? ¿Piensa la voz cantante de la Unidad de Restitución de Tierras que democratizar terrenos nada tiene que ver con el derecho a la propiedad? ¿Piensan los 260 parlamentarios afectos al gobierno dejar exponer sus ideas a los 30 de la oposición, o van a dar espectáculos de silbatinas frente a todo lo que no favorezca a la agenda del presidente? ¿Piensa darles sólidas garantías Roy Barreras?
¿Piensa el presidente dejar adjudicadas licitaciones tan suculentas como la de las obras del Canal del Dique o más bien dejar que el nuevo gobierno evalúe esas determinaciones? ¿Piensa Petro mantener la estrategia de defensa frente a las pretensiones de Nicaragua y su presidente, que celebró con emoción el triunfo del líder del Pacto Histórico? ¿Y piensa Petro tener su primera reunión formal en el escenario internacional con Nicolás Maduro?
En el terreno de los liderazgos difusos, ¿piensan los líderes de la Primera Línea volver a las calles si el gobierno no hace lo que ellos exigen? ¿Piensa el gobierno sentarse con el ELN, aun si persiste en adelantar acciones terroristas, y piensa con seriedad darles cierto estatus a los miembros de las bandas criminales en aras de la paz total?
¿Piensa el presidente que democracia es que todas las cabezas de los organismos de control vayan saliendo de sus guiños y vistos buenos? ¿Piensa el Centro Democrático jugársela en la defensa del gobierno Duque cuando el presidente vuelva a ser un ciudadano más? ¿Y qué piensan los responsables del destino judicial de Álvaro Uribe?
¿Piensa el Consejo de Estado darle una mirada seria a las decisiones de la Comisión de Regulación de Energía y Gas que se traducen en que el Caribe pague altísimas tarifas de energía? ¿Piensa el senador Gustavo Bolívar seguir siendo una voz también llena de energía cuando crea que el gobierno se desvía de la prometida senda del cambio?
Cuando tengamos más definiciones sobre lo que piensan quienes detentan el poder, en alguna de sus variadas formas, tendremos una idea más confiable de lo que se nos viene a los colombianos en un futuro que está a la vuelta de la esquina.
Deberían, pero no son los políticos quienes llevan a los países a escenarios de progreso. Son las decisiones de quienes ostentan el poder las que definen esas rutas. Y mientras más compromisos con los intereses de los actores de la política se crucen en esas determinaciones, más largo, sinuoso y oscuro será ese sendero. Y lo vamos a recorrer todos, del puente para acá y del puente para allá.