Editorial Gustavo Gómez: ¿Quién es Gustavo Petro?
Escuche el editorial de Gustavo Gómez del 21 de junio de 2022
Les tengo una noticia. Buena para unos; mala para otros. Y se las voy a dar como noticia, porque, aunque la inmediatez está directamente vinculada al concepto de noticia, la noticia es, en esencia, una información sobre algo que se considera interesante divulgar. La noticia sigue siendo hoy que Gustavo Petro será el presidente de todos los colombianos. Y también de los extranjeros que vivan en Colombia. Calma, sé que hay más de diez millones de personas, muchos de ellos oyentes de 6AM, que están intranquilos. Escuchen lo que tengo para decirles en este martes, primer día laboral después de las elecciones del domingo.
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Sucede que esto no es un “amanecedero”, ni un cuchitril, ni una olla. Esto es Colombia, y es una república. La palabra la machacamos siempre, pero solemos desconocer qué significa una república. Una república es una forma de gobierno regida por el interés común, la justicia y la igualdad. Para hacerlo más digerible: la república es algo que solo puede existir a la luz del respeto a la ley.
Y la ley determina que quien gana las elecciones es el presidente de la república. Por eso, aunque a usted le incomode la administración de Iván Duque, o no esté de acuerdo con su gestión, él es el presidente de Colombia. Como lo será en escasas semanas Gustavo Petro. República y democracia mantienen un matrimonio estable, y aunque nadie desestime la posibilidad del divorcio, las cosas no empiezan terminando. Y Gustavo Petro será el presidente de Colombia.
Petro no es otra cosa diferente a un servidor público. Por pomposo que sea el cargo, un servidor de todos los que en este país vivimos y no está exento del cumplimiento de la ley. De hecho, deriva su majestad como mandatario de conservar y respetar la ley. Por eso, como bien anota nuestra Constitución en su artículo 188, “el Presidente de la República simboliza la unidad nacional y al jurar el cumplimiento de la Constitución y de las leyes, se obliga a garantizar los derechos y libertades de todos los colombianos”. Ojo: no de algunos colombianos. No de los colombianos que lo aprecian. No de los colombianos que votaron por él. De todos los colombianos.
Dicho esto, es clave recordar que, a pesar de fueros y prerrogativas, no es obligatorio estar de acuerdo con el presidente, ni abanicar sus decisiones, ni asentir como perro de taxista a sus actuaciones. Pero es el presidente y si la figura de la presidencia no nos satisface, pues, adelante, a socavar la democracia e instalar el caos. ¿Es lo que ustedes quieren? ¿En serio? ¿En verdad? Disculpen, pero no les creo. Como ustedes, soy colombiano, y uno no quiere el desastre en su hogar.
La sociedad entera, con el periodismo a la cabeza, estará vigilante de que Gustavo Petro cumpla con sus deberes constitucionales, derivados del voto mayoritario de la gente. Evaluaremos, verificaremos, pondremos la lupa, analizaremos, cuestionaremos… usen ustedes la palabra o el concepto que más se les acomode, pero estemos de acuerdo en que la presidencia no es patente de corso para que un mandatario haga lo que se le venga en gana, incluso en detrimento de la ley y el orden. Del presidente Petro y sus colaboradores depende que informemos positiva o negativamente. Toda democracia contempla la posibilidad de cuestionar la tarea de gobierno, y si las críticas son fundadas, la oposición suele convertirse en el siguiente gobierno.
Gustavo Petro, que no es tonto, lo sabe. Y sabe también que el cargo se gana en urnas, pero el respeto se apuntala con ejecuciones, con decisiones en beneficio de la comunidad y actuaciones que se traduzcan en un mejor vivir para 50 millones de personas que de borregos tienen bien poco.
La democracia, no se engañen, aunque tenga reglas de juego, no es un juego. Los presidentes electos, a menos que se presenten situaciones extraordinarias y plenamente comprobadas, como por ejemplo un fraude, no dejan de ser presidentes ni antes ni después de posesionarse.
Todo presidente es el presidente de la república, de la nación de la gente. Es la ley. Y no la ley del monte. La ley en su más puro y transparente significado. Y la ley es para todos. Que la cumpla Petro. Es el primer llamado a hacerlo y que la cumplamos todos. Gústenos o no la persona. Así que desarmemos el prejuicio y los espíritus de la pasión política.
Y entendamos que Petro es presidente y que le exigiremos que ejerza esa primera magistratura con apego a la ley. La ley es la justicia y, quien no esté dispuesto a respetarla, ese sí tendrá que hacer sus maletas e irse a vivir a un país donde la ley esté hecha a su acomodo.
“Soy Gustavo Petro y soy su presidente”, puede ser una frase incómoda, odiosa, chocante o fastidiosa, pero es la verdad. El presidente de Colombia, a partir del 7 de agosto, es Gustavo Petro. Presidente Petro: entienda su responsabilidad, como símbolo de la unidad. Y espere el respeto que la ley ya le otorgó, pero que solo usted puede refrendar con sus actos.