A este pueblo el mar le roba cada día un pedazo
Arboletes, en el extremo norte de Urabá, es potencia turística, aunque sufre un estricto racionamiento de agua hace dos años y medio.
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A este pueblo el mar le roba cada día un pedazo
Los habitantes de la región bananera y ganadera esperan ansiosos la terminación de unas vías que el gobierno llama 4G (de cuarta generación) y la construcción de unos puertos que le darían una salida privilegiada a las exportaciones de Antioquia y del Eje Cafetero. Esos megaproyectos valen billones y se espera que beneficien a todos los municipios de Urabá, entre ellos Arboletes. Sin embargo, en este municipio consideran prioritario construir un acueducto que vale menos de 20 mil millones. Resulta paradójico porque se trata de una zona con alta pluviosidad, pero una alteración sin precedentes de las condiciones climáticas ha disminuido las lluvias que ahora no son suficientes para abastecer el embalse del que recibían agua unos veinte mil habitantes de la zona urbana. Frente a un racionamiento extremo han debido ensayar medidas desesperadas. Escuche los testimonios de algunos de ellos.
Testimonios habitantes
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La escasez de agua en Arboletes ha durado lo mismo que la actual alcaldesa Diana Garrido; el problema se hizo evidente menos de una semana después de tomar posesión. Cada semana la mandataria viaja a Bogotá y a Medellín para tocar puertas. Va de oficina en oficina, de fiducia en fiducia, de experto en experto buscando una solución. Cada día que pasa, su esperado acueducto vale más; inicialmente su costo fue estimado en 15 mil 900 millones de pesos y ahora los consultores dicen que requerirá más de 19 mil. Incluso aprovechó una invitación a la Casa de Nariño con otras alcaldesas y comprometió al presidente Iván Duque en la solución. No es posible prever si se cumplirá la promesa del mandatario saliente, pero la alcaldesa Garrido no parece tener más opción que confiar en su palabra.
Alcaldesa Diana Garrido
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Ese mismo municipio es uno de los más afectados por la erosión costera. El mar se está llevando pedazos del pueblo cada día; hay tres comunidades en riesgo y 100 familias ya han perdido sus casas. El volcán de lodo -uno de sus mayores atractivos turísticos-pareciera convertirse en un recuerdo que se ha ido diluyendo en el Caribe. El problema está en toda la región y la solución definitiva podría tardar años. El impacto de las aguas del golfo de Urabá ha venido arrastrando las playas, llevándose edificaciones y hasta la vía de acceso. Sobre este fenómeno Caracol Radio habló también habló con la alcaldesa Garrido.
Erosión costera
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Turbo, Necoclí y San Juan de Urabá son otros municipios del Urabá antioqueño afectados por la erosión costera que en algunos sitios se lleva hasta 3 metros cada mes. El brazo de Tarena -en la desembocadura del río Atrato- es uno de ellos. La Gobernación y la Universidad de Antioquia entendieron que no se puede enfrentar adecuadamente el problema sin conocer sus particularidades y por eso establecieron en Arboletes un laboratorio desde el cual varios científicos monitorean el fenómeno y proponen soluciones. Ese centro de investigación lo coordina el profesor Vladimir Toro.
Profesor Vladimir Toro
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- Lea también: Los motores de la economía de Urabá
El profesor Toro compara la erosión costera con una enfermedad crónica con la cual el paciente -en este caso el golfo de Urabá- deberá aprender a convivir. Otros países como Estados Unidos y Portugal están viviendo el mismo problema por culpa del cambio climático y el aumento en los niveles de los océanos. Las soluciones, asegura, deberán analizarse caso por caso y siempre de la mano de las comunidades afectadas. Una de ellas está pocos kilómetros al norte de Arboletes, pero no le pertenece.
El corregimiento de Puerto Rey está en el peor de los mundos: es jurisdicción de Córdoba, pero está más cerca de Antioquia. Ni una Gobernación ni la otra soluciona el problema. Allí, dicen sus pobladores, han ido expertos de la Dirección Marítima (DIMAR), de la autoridad ambiental CVS, pero nada les resuelven. El presidente de su junta comunal es Yosmel Díaz Batista.
Yosmel Díaz Batista
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Al lado de varias casas en ruinas hay 12 más en riesgo. Una de ellas es la de Doña Berta Bertel. Cada año, entre diciembre y enero, ella siente que su vivienda se convierte en un rompeolas. No evacúa porque dice no tener a dónde ir. La brisa y el rumor del mar son para ella un privilegio durante buena parte del año, pero le recuerdan también que sus aguas furiosas amenazan su vida y su hogar.
Berta Bertel
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En uno de sus hallazgos más esperanzadores, los científicos del laboratorio costero de la Universidad de Antioquia pudieron ver una posible solución en la misma naturaleza. Al cruzar mapas, imágenes satelitales y observación en el terreno, se dieron cuenta de que la erosión costera es mucho menor allí donde se conservan los manglares que sirven de contención frente al mar respetando su conexión natural con los ecosistemas terrestres. Esa solución natural repoblando las costas con mangles puede tomar años, pero puede ser más sostenible y menos costosa. Al fin y al cabo, contener la erosión costera resulta prioritario para una región que con las “megaobras” espera convertirse en potencia portuaria y turística.