¡Dejen la pendejada!
La verdad, me alegra ser periodista y enviar hoy un abrazo a todos mis colegas de este país donde podrá faltarnos todo, menos las noticias.
¡Dejen la pendejada!
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Editorial Gustavo Gómez
Es día del periodista en Colombia. Es la fecha en que nos gusta celebrarlo a los periodistas, que no coincide con la que la ley determina. Del Congreso los periodistas esperamos responsabilidad y no aplausos.
Se acostumbra que en esta fecha uno le recuerde a la gente lo que es el periodismo, pero para eso ya tenemos Google. Y digo Google, porque ya ni el diccionario miramos por estos días.
El periodismo, más allá de la definición formal, es lo que hacemos desde que despertamos hasta que nos acostamos, porque, como en los amores maduros a los que cantó el gran Simón Díaz, el periodismo no tiene horario ni fecha en el calendario.
El periodismo es el más público de los servicios públicos y también uno de los que puntean en el top 10 de la ingratitud. Puntean y putean, pero seguimos adelante en medio de la tormenta de odios que a veces desata el trabajo. Y es que, si la idea es que todo el mundo te quiera, te equivocaste siendo periodista.
El periodismo es un peso que arrastramos con orgullo, aunque tengamos que acarrear con las culpas de aquellos, los prejuicios de estos y las inquinas de los que más allá.
El periodismo es también una lucha continua para vencer nuestros egos, aplacar nuestras molestias, moderar nuestros prejuicios, acallar nuestros miedos y, en suma, ser menos nosotros y más los otros.
El periodismo es el combustible del periodista.
No sé si el periodismo sea el oficio más bello del mundo, pero de seguro sí es de los más sacrificados y hay algo de belleza en eso de la amorosa abnegación. Duro. Pero vale la pena ejercerlo como corresponde, con apego a la ética, la rectitud y la verdad. Caminando bajo la lluvia de flechas envenenadas con la integridad como único escudo.
Colegas, dejen esa costumbre insoportable de practicar el periodismo vergonzante, como con pena, como pidiendo disculpas por ser periodistas. Trabajen con amor, con dedicación y con orgullo de lo que hacen. Dejen la pendejada, carajo.
La verdad, me alegra ser periodista y enviar hoy un abrazo a todos mis colegas de este país donde podrá faltarnos todo, menos las noticias.