Nicaragua demanda a Colombia mientras destruye su democracia
Ortega pasó de revolucionario a presidente y de presidente a dictador
Resulta bastante irónico y paradójico que mientras Nicaragua le pelea judicialmente a Colombia el mar territorial, su gobierno y su presidente, Daniel Ortega, esté acabando con la democracia y su instituciones dentro del país.
Ortega pasó de revolucionario a presidente y de presidente a dictador. De liderar la revolución sandinista que derrocó a Anastasio Somoza en 1979, pasó a convertirse, ya en el poder, en un dictador peor que él.
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¿Y qué es lo que ha hecho para decir que es un dictador?
Pues hace todo lo que hace un dictador. Acabar con la separación de poderes, controla el ejecutivo, la asamblea nacional, la rama judicial. Además, controla los militares, el tribunal electoral, en fin, no hay institución que no esté bajo su férreo mando. Y también hace otra cosa que hacen los dictadores: se perpetúa el poder. La asamblea aprobó por unanimidad este año su cuarta reelección sucesiva. Ortega gobierna desde 2007 y se va a quedar hasta el 2027, es decir hasta que cumpla 81 años. Y ahí vendrá seguramente otra reelección.
¿Y qué va a pasar con las elecciones a la presidencia que se van a realizar en noviembre?
Esas elecciones son una farsa. Ortega ha encarcelado -parece de replay- a 7 candidatos a la presidencia, incluida Cristina Chamorro la más opcionada para ganarle las elecciones e hija de la ex presidenta de Nicaragua Violeta Chamorro. Todos sus rivales políticos fueron capturados y están en la cárcel.
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¿Qué voces críticas quedan entonces en el país?
Hoy prácticamente ninguna. Desde mayo de este año el gobierno ha capturado más de 40 líderes críticos y opositores. El último que trató de capturar fue al célebre escritor y premio Cervantes, Sergio Ramírez, que casualmente se encontraba en Costa Rica y se salvó de ser detenido y hoy está en el exilio. Los otros escritores, periodistas, defensores de derechos humanos, líderes estudiantiles, y hasta héroes del sandinismo y ex compañeros de lucha no tuvieron la misma suerte y están presos en la cárcel el Chipote. Todos se encuentran en condiciones críticas como lo acaba de denunciar Human Rights Watch. No les permiten ver a sus abogados ni sus familiares.
A todos les inventan delitos como el de lavado de activos o los acusan de conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional. Mejor dicho, todo el que no esté de acuerdo con el presidente Ortega y su gobierno le caerá todo el peso de la ley. La última víctima de esta asfixia autoritaria fue el diario La Prensa, el más importante de Nicaragua. La Policía allanó la redacción, les congelaron las cuentas bancarias y arrestaron a su gerente.
¿Todo este giro autoritario de Nicaragua afectará de alguna manera el pleito limítrofe con Colombia?
Aunque una cosa es el pleito judicial internacional y otra son los asuntos internos de los países, sí le quita mucha autoridad moral que un gobierno que no respeta las cortes, ni la ley, ni los derechos acuda a una corte internacional para defender sus supuestos derechos territoriales sobre otro país.