Lavar y pelar frutas elimina el 80 % de residuos de plaguicidas
Con estos sencillos hábitos se puede evitar el consumo de productos contaminados, que exceden hasta en un 1.800 % la dosificación permitida de estas sustancias.
Al respecto, la profesora María José Martínez, del Departamento de Química de la U.N. y conferencista invitada a la sesión de la Cátedra de Sede José Celestino Mutis de la U.N., explicó que en Colombia existe un temor generalizado a comer vegetales por la presencia de residuos de plaguicidas.
Según la experta, en el país no existe un programa fuerte para controlar estos restos en alimentos para consumo interno, pues implementarlo resulta muy costoso y no hay monitoreos sistemáticos a cargo del Gobierno. La docente afirmó también que las investigaciones se reducen a pequeños trabajos independientes que pueden hacer las universidades.
Aseguró, además, que en algunas ocasiones los agricultores tienden a sobredosificar y a utilizar moléculas que no tienen qué ver con las enfermedades de sus cultivos. Un caso común es el tomate, que se encuentra en tiendas pequeñas de verduras y hasta en las grandes superficies, donde los productos presentan niveles altos de contaminación por presencia de estos residuos.
La profesora también asegura que en todos los países del mundo se encuentran estas sustancias, el problema es en qué cantidad y en qué porcentajes se extralimitan.
Esta situación es muy variable y por esa razón es difícil medir su impacto, aunque se haya demostrado que estos residuos se exceden hasta en un 1.800 % por encima de lo permitido, según el producto y el cultivo.
“Esto no es grave y no se le debe temer, pues con solo lavar la fruta, pelarla o cocinarla se puede eliminar hasta el 80 % de los residuos” explicó la experta.
Igualmente, advirtió que si los agricultores esperaran el tiempo correspondiente entre la aplicación y la comercialización (20 días antes en el caso del tomate), los fungicidas e insecticidas que se aplican a frutas y verduras tendrían tiempo suficiente para desaparecer.
Así pues, las consecuencias que estas sustancias pueden tener en los humanos dependen también de las propiedades de la molécula y de la dieta de ingesta; por ejemplo, no se puede comparar el arroz que se come en Europa, que es de seis kilogramos (kg) al año por persona, con la cantidad que comen en Japón, que es de 140 kg.
Por su parte, en Colombia no es posible definir cuáles son las zonas más afectadas por la sobredosificación debido a la falta de estudios, pero lo que sí se puede concluir es que los herbicidas pueden ser los que más daño causan a los humanos, pues su mecanismo de acción ataca el sistema nervioso central y podrían llevar a parálisis o convulsiones.
Estas sustancias se pueden encontrar en todos los productos (carnes, leche, huevos y hasta en comidas para bebés). “Una vaca se alimenta en un campo que ha sido tratado con plaguicidas y acumula en su interior estos residuos, que se distribuyen en los alimentos derivados como la carne y la leche que las personas compran en los supermercados”, concluyó la invitada a la cátedra.
Otra acción con la que se podría controlar esta situación es exigir a las tiendas lavar los productos antes de ponerlos en venta. Además, es importante insistir en la capacitación de los agricultores para que hagan un uso adecuado de los plaguicidas, lo que también redundaría en la disminución de costos de producción.
U.N. Salud.