La UIS pionera en Suramérica en pruebas del calzado libre de plomo
Laboratorio Químico de Consultas Industriales, realizará la prueba al calzado, marroquinería, accesorios y textiles, para que estén libres de plomo.
El Laboratorio Químico de Consultas Industriales de la Universidad Industrial de Santander, se convierte en el primero en América del sur en certificar la calidad del calzado libre de plomo.
Esta noticia causó complacencia en los empresarios del sector del cuero, calzado y la marroquinería, ya que no tendrán que llevar sus productos al exterior para ser analizado si contienen partículas de plomo, especialmente en el zapato para niños, los bolsos y todo lo relacionado con esta industria.
La directora del Laboratorio Químico de Consultas Industriales de la UIS, profesora de la Escuela de Química Luz Yolanda Vargas Fiallo, explicó que “los productores y exportadores de calzado deben cumplir la normativa internacional de seguridad del consumidor (CPSC por sus siglas en inglés), que establece concentraciones de plomo inocuas para el usuario”.
Argumentó que los grandes compradores en el mercado mundial son muy exigentes con estas manufacturas ante las dificultades de ingreso por las estrictas medidas sanitarias en los diferentes países, ya que se trata de productos muy sensibles para el consumidor, especialmente en el segmento infantil, porque pueden contener sustancias nocivas, tales como el plomo.
Señaló que el Laboratorio Químico de Consultas Industriales fue elegido en una convocatoria de Minciencias para realizar estas pruebas en la Feria Internacional del Cuero, Calzado y Manufactura, que tendrá lugar en Neomundo los días 22, 23, 24 y 25 de febrero.
De acreditarse estos análisis ante el Organismo Nacional de Acreditación, ONAC, sería el único en Suramérica en contar con los controles de acreditación con capacidad para certificar a los empresarios del calzado de esta región y de otras partes del país.
La noticia es muy favorable para el gremio del calzado y el cuero, ya que estas pruebas se realizaban en Estados Unidos y Guatemala, donde los costos se incrementaban y el tiempo de espera era de 8 días calendario.