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En Santa Marta un presunto ladrón le devuelve celular robado a un anciano

El sujeto le aseguró a la víctima que había tomado el celular para "realizar unas llamadas urgentes".

En Santa Marta un presunto ladrón le devuelve celular robado a un anciano / Cortesía Caracol Radio

Santa Marta

Santiago Rodríguez es un octogenario pensionado del Sena que reside en la ciudad de Santa Marta, quien la mayor parte del tiempo se la pasa sentado en una silla azul plástica y desde su terraza ve pasar a las personas por la calle y reparte saludos como si fuese el jefe de la frontera.

La mañana del domingo 29 de noviembre no fue distinta a la del día anterior, salvo que un joven se le acercó y sin saludarlo le arrebató su celular. El presunto delincuente emprendió una rauda carrera, perdiéndose entre las calles mientras que Santiago permanecía sorprendido  sentado en su silla.

Los vecinos que presenciaron aquel robo se le acercaron para enterarse del hecho y pronto la historia se regó en todo el barrio Manzanares al sur de Santa Marta.

Con lo que no contaba el ladrón era que frente a la vivienda de Santiago Rodríguez había una cámara de seguridad que grabó el suceso y quedó registrado el rostro del sujeto.

Los vecinos sacaron la pieza audiovisual y localizaron al supuesto delincuente a unas cuadras más adelante, en donde vive con su familia. Le mostraron las imágenes y le advirtieron que la llevarían a las autoridades.

El presunto asaltante fue hasta la casa de su víctima y le devolvió el aparato argumentándole que “se lo había llevado porque necesitaba hacer unas llamadas urgentes”.

Santiago Rodríguez lo recibió con la misma sorpresa con la que lo perdió y la satisfacción de haber recuperado todos sus contactos de amigos, amigas y conocidos guardados en la memoria del celular, fue gratificante. 

La ciudad de Santa Marta vive una de las peores crisis en materia de seguridad donde el raponazo se presenta en cualquier lugar. Las autoridades recomiendan que no exhiban los teléfonos en ciertas partes para no correr el riesgo de vivir la experiencia de un robo o un atraco a mano armada de los tantos que a diario se presentan.