Orden Público

Lágrimas e indignación en sepelio de joven asesinado en Magangué

"Adiós Jacob": Alcalde rechaza crimen

Lágrimas e indignación en sepelio de joven asesinado en Magangué

Lágrimas e indignación en sepelio de joven asesinado en Magangué(Alcaldía de Magangué)

Cartagena de Indias

Lágrimas de dolor e indignación derramaron los asistentes al sepelio de Jacob Quiceno Garcés, asesinado por dos sujetos no identificados, en hechos ocurridos en el barrio Córdoba, a la altura de la calle Camilo Torres.

Familiares, amigos y conocidos llegaron al cementerio Jardines de La Candelaria para darle el último adiós al joven de 30 años de edad.

El cortejo fúnebre fue encabezado por el Alcalde de Magangué, Marcelo Torres Benavides, y por la Primera Dama del municipio, Leydis Linero Palma, quienes acompañaron a ‘Jacobito’ a su última morada.

En el camposanto, un grupo de música urbana entonó una emotiva canción que conmovió los corazones de los asistentes.

“Desconocemos los motivos que sus victimarios tuvieron para segar la existencia de un coterráneo en la flor de la vida, pero lo que sí sé es que no hay causa, noble o vil, que justifique el asesinato de ningún hombre o mujer, cualquiera que sea su condición social, raza, credo o edad”, manifestó enérgicamente el burgomaestre.

La víctima figuraba de tiempo atrás en una de las listas publicadas por una de las agrupaciones al margen de la ley con el propósito de llevar cabo lo que designan con la macabra denominación de ‘limpieza social’.

“Saben los colombianos que las más violentas ofensivas contra la tranquilidad ciudadana se han iniciado con esa pretendida expresión cívica, cuya siniestras resonancias han sido identificadas en el país con las peores atrocidades cometidas contra la población civil”, puntualizó el primer mandatario local.

Sin duda, para algunos ciudadanos, lo más funesto que podría sucederle a Magangué sería el retorno de la intimidación y la violencia contra la población indefensa; y la peor actitud frente a tan alarmantes asomos serían la indolencia, negligencia o indiferencia, la pasividad, o más grave aún, la justificación velada o abierta ante tan peligroso fenómeno, como sucedió en varias regiones en el pasado reciente.

La fuerza pública y los jueces deben perseguir y castigar el delito, la delincuencia común, el crimen organizado. Pero la justicia por mano propia, la llamada justicia privada, en todas partes ha conducido a la supresión de la civilización política y a la generalización de los métodos de fuerza y al derramamiento de sangre.

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