Innovación en Salud

Tecnologías de la salud: innovación, avances y desafíos en Colombia

El sector se transforma a partir de lo digital con tendencias como telemedicina, registros electrónicos o dispositivos inteligentes que se convierten en herramientas para un sistema más cercano, eficiente y equitativo.

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La OMS lo expresó con claridad: “La digitalización de los sistemas de información es esencial para mejorar la calidad, precisión e interoperabilidad de los datos sanitarios”.

Un panorama que, al menos en América Latina, gira en torno a la adopción de la CIE-11, instrumento que la OMS describe como “un cambio integral que requiere gobernanza de datos, inversión tecnológica y programas de formación masiva”. Reto acogido por Colombia con la Resolución 1442 de 2024, que estableció la transición hacia el nuevo sistema.

El caso colombiano

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El propio Ministerio de Salud reconoció que “la transición deberá realizarse de manera progresiva, reconociendo la necesidad de periodos de capacitación, ajuste tecnológico e integración de sistemas de información”. De ahí que, a la publicación de este artículo, el proceso se haya visto obligado a extender el plazo de implementación de 12 a 36 meses.

Más allá de la normativa, los avances concretos en Colombia son significativos, aunque se concentran en lugares específicos. En Bogotá, por ejemplo, la Fundación Clínica Shaio es pionera en la integración de tecnologías médicas de vanguardia a través de programas como SaludTIC,

De acuerdo con el MinTIC, este combina telemedicina con algoritmos de inteligencia artificial para el monitoreo remoto, lo que permite supervisar en tiempo real a pacientes en hospitales de baja y mediana complejidad.

También en la Shaio se introdujo la consola Colibrí de Eurosets para ECMO, un dispositivo portátil de soporte vital extracorpóreo que representa un salto en el manejo de pacientes críticos. Se trata del primer centro en usarla en Latinoamérica, según informa la clínica.

El aporte desde la academia colombiana

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El trabajo académico también ha tenido un papel decisivo. La Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD), por ejempló, reseñó en un artículo elaborado por el grupo de investigación Bioinnova que “la telesalud en Colombia ha permitido integrar redes de atención entre niveles de complejidad y favorecer el trabajo interdisciplinario”.

Este tipo de iniciativas se han desplegado tanto en escenarios urbanos como rurales, fortaleciendo la continuidad del cuidado en territorios donde la infraestructura hospitalaria es limitada.

Paralelamente, el ecosistema de innovación nacional se complementa con emprendimientos que exploran el potencial de la inteligencia artificial. Destaca el caso de Valentina Agudelo, quien a través de una innovación local, que surgió como proyecto universitario, busca ofrecer respuestas a problemas globales y abrir nuevas posibilidades para la salud preventiva.

Se trata de Julieta, un dispositivo portátil capaz de detectar de forma temprana síntomas de cáncer de mama, diseñado para llegar a regiones remotas del país y que hizo a Agudelo merecedora del premio Princesa de Girona a inicios de agosto.

Otro caso es el de Laura Velásquez, creadora de Arkangel AI y una de las 75 Nuevas Líderes de Colombia en 2023. Su herramienta, explica, emplea algoritmos para detectar tempranamente enfermedades como la malaria, distintos tipos de cáncer o fibrosis pulmonar, transformando datos clínicos en modelos predictivos con el potencial de salvar millones de vidas.

El desafío de la implementación

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A pesar del esfuerzo mancomunado, y de grandes avances, en el país persisten retos estructurales como la fragmentación de los registros electrónicos: sin interoperabilidad, los datos clínicos permanecen dispersos y pierden valor para la atención y la salud pública.

De hecho, la UNAD advierte que “muchas instituciones no cuentan con los recursos tecnológicos ni humanos para garantizar la calidad de la telesalud”, una debilidad reflejada en la digitalización incompleta de historias clínicas.

A ello se suma la falta de regulación específica para sistemas de inteligencia artificial, que genera riesgos en la protección de datos y en la confianza de los usuarios. Como advirtió la OMS: “sin procesos de digitalización robustos, se interrumpe la continuidad de estadísticas vitales y se pierden oportunidades en salud pública”.

En Colombia, esta advertencia se traduce en experiencias fragmentadas, sobrecarga administrativa para los profesionales de la salud y dificultades para integrar información de distintas instituciones en un solo sistema confiable.

Una visión que acerque a todos

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A pesar de los retos, las oportunidades son evidentes. La adopción de la CIE-11 permitirá que Colombia consolide estadísticas comparables a nivel internacional. Allí, proyectos como SaludTIC en Bogotá muestran cómo la telemedicina apoyada por IA puede reducir las brechas territoriales.

Finalmente, la visión universitaria evidencia que la telesalud no solo acerca al paciente al médico, sino que transforma la práctica clínica y promueve una cultura de cuidado más amplia. Sin embargo, también concluye que todo esto no será sostenible sin el acompañamiento de una política pública que garantice la equidad territorial y sostenibilidad financiera.

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