Operación Jaque: La historia contada desde la inteligencia militar
17 años después, el Sargento Hernández revela los secretos tácticos, emocionales y humanos de la operación que cambió la historia del conflicto armado en Colombia.

Operación Jaque: La historia contada desde la inteligencia militar
02:57
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Helicóptero usado en Operación Jaque. Foto: Segunda División del Ejército.
Colombia
A días de cumplirse 17 años de la Operación Jaque, uno de los más grandes golpes estratégicos contra las FARC y un hito en la historia militar del país, el sargento Hernández, quien participó desde el área de inteligencia, rompe el silencio y comparte detalles de la planeación, los riesgos, las emociones y el legado que dejó esta misión.
Desde la puesta en marcha de la idea, el 9 de enero de 2008, hasta la extracción final el 2 de julio de ese mismo año, el sargento Hernández fue uno de los artífices silenciosos detrás de esta operación que permitió liberar a 15 secuestrados, entre ellos Ingrid Betancourt y tres contratistas estadounidenses que llevaban años en cautiverio.
Según relató, la idea de infiltrarse al grupo guerrillero bajo una fachada humanitaria no fue inicialmente aprobada por los altos mandos militares.
Sin embargo, el sargento explicó que “el 22 de junio, cuando se generaron las coordenadas y se mostró todo lo que se había logrado, el mando retoma la idea original”.
Hernández detalló que se diseñaron más de 15 medidas de mitigación de riesgo, desde contramedidas de engaño hasta soporte técnico y psicológico, todo para evitar que los secuestrados o los agentes fueran descubiertos por las FARC.
“El mayor reto táctico fue mantener la sincronización y la fachada durante la extracción del 2 de julio. Había que actuar sin sobreactuar. No podíamos salirnos de los papeles, pero tampoco parecer fingidos”, afirmó.
¿Cómo hicieron para simular ser parte de una misión humanitaria en la operación Jaque?
Para simular ser parte de una misión humanitaria, los agentes especiales y los soldados fueron entrenados en academias de actuación y análisis de operaciones pasadas realizadas por las FARC.
A esto se sumaron entrenamientos en manejo de crisis, psicología y conocimiento profundo del enemigo: “Cada actor tenía que entender que era una cadena. La operación era tan fuerte como cada uno de los soldados que la componían”.
Además, recordó lo que sintió en el momento que se enteró que los secuestrados estaban subiendo al helicóptero: “Hay un tanto de ansiedad, desde luego que hay nerviosismo, desde luego que también hay esa alegría y esa satisfacción de que se está cumpliendo y se está dando unos pasos enormes para seguir adelante”.
¿Qué papel jugó la inteligencia militar en el éxito de la operación Jaque?
Todo el protagonismo de la Operación Jaque, fue la inteligencia militar. Pues se trató de analizar todos los movimientos de las FARC para poder infiltrarse sin que ellos se dieran cuenta de lo que estaba pasando, pues debían actuar como si fueran miembros y aliados de esa guerrilla, sin ser sobreactuados.
Incluso, el sargento afirmó que el verdadero factor de éxito, fue haber podido salir del área, un mes después de haber sacado los secuestrados, sin ser descubiertos. Todo gracias a las técnicas de inteligencia.
“Entonces, la fase final de la operación, que paradójicamente no termina el 2 de julio, siempre lo hemos dicho, la operación termina el 2 de agosto cuando se hace la extracción de todas las personas, cuando se sale dentro de la estructura de la organización FARC sin haber sido descubiertos, detectados y cuando todos, la misma FARC queda sin saber exactamente qué fue lo que ocurrió“.
¿Cómo fue ver la reacción de los liberados?
La reacción de los liberados fue una mezcla de incredulidad, lágrimas y esperanza. “Ellos habían mantenido la fe. Fueron años de espera, pero sabían que algún día su Ejército llegaría por ellos. Nosotros solo fuimos un instrumento de Dios”, dijo el sargento.
Aunque reconoce que la operación trajo reconocimiento dentro de la institución, el sargento afirma que su vida siguió con normalidad. “Sigo viviendo en el mismo barrio, haciendo lo mismo. La mayor enseñanza fue que los sueños se pueden lograr con fe, perseverancia y trabajo en equipo”.
“La Operación Jaque demostró que en Colombia se pueden hacer cosas grandes con personas sencillas”, concluyó.
Hoy, su mensaje a las nuevas generaciones de soldados es claro: “No se trata de sobresalir uno, se trata de ayudar a que todos podamos aportar. Colombia necesita líderes operacionales, que piensen en los demás antes que en sí mismos. Necesitamos una juventud comprometida con la transformación, que crea que se puede vivir en paz”.




