Colombia en la encrucijada energética: entre el potencial renovable y la falta de infraestructura
En medio de una carrera global por atraer industrias limpias que migran desde Asia, el país corre el riesgo de quedar rezagado si no transforma su modelo energético e industrial.
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En un momento histórico de relocalización industrial y transición energética a nivel global, Colombia ocupa una posición privilegiada. “Colombia tiene una enorme riqueza energética y sin embargo tiene una situación muy compleja para financiar los proyectos” afirmó Jaime Niño, gerente general de AECOM LATAM y miembro activo de la Alianza Caribe Potencia Energética, en entrevista con CPE, hizo énfasis en la falta de condiciones estructurales, institucionales y tarifarias amenaza con dejar al país por fuera de la reindustrialización verde.
“Estas empresas que están saliendo de China, que históricamente utilizaron energías como el carbón o quizá el carbón colombiano, esas empresas hoy en día están migrando hacia América Latina […] pero buscando también fuentes de energía que tengan menores emisiones de carbono o que sean más limpias”, explicó Niño, poniendo a América Latina en el foco del desarrollo indusutrial ante la migración desde China.
Y aunque México, Brasil, Chile y Argentina ya están captando ese interés, Colombia sigue sin materializar su potencial. “En Colombia hay un enorme potencial, pero desafortunadamente tengo que decirlo, un potencial no hecho realidad por ahora”, lamentó.
Una carrera global por la energía limpia
Niño adviertió que el fenómeno no es exclusivo de América Latina: “Lo que vamos a ver es un crecimiento muy importante de la demanda de energía que va a requerir un crecimiento muy importante de la oferta de energía en América Latina”, mientras que potencias como Estados Unidos y Europa enfrentan retos similares.
“Solo en Estados Unidos la demanda de inversión por los próximos 4 o 5 años es de 1.4 trillones de dólares”, dijo, subrayando la magnitud de la carrera por el capital global. “Va a haber una enorme presión por recursos a nivel mundial para invertir en energía y eso va a llevar a una enorme competencia por los recursos”.
En ese contexto, Colombia debe volverse un destino atractivo para los fondos internacionales. Pero, según Niño, hoy no lo es: “No son fáciles las condiciones macroeconómicas globales y las macroeconómicas colombianas en particular para darle condiciones de estabilidad a la inversión”.
Y hay una razón estructural: el país ha venido financiando su sistema energético con aumentos tarifarios. “Las posibilidades de seguir financiando proyectos de energía solo sobre la base del crecimiento de las tarifas es imposible y además está teniendo un efecto nocivo muy grande”, mencionó.
El Caribe: centro energético e industrial del futuro
La propuesta de Niño es clara: integrar la generación renovable con una nueva estrategia de industrialización, centrada en la costa Caribe. “El planteamiento aquí central que quiero hacer para el caso colombiano es que lo hagamos de la mano de la estrategia de reindustrialización y de desarrollo productivo del país y en particular de la costa Caribe, que es donde está el más grande potencial”.
El Caribe, con sus capacidades eólicas, solares y portuarias, podría convertirse en un nodo industrial de escala hemisférica: “Estamos ante una verdadera posibilidad de que Colombia esté en el centro de las cadenas globales de producción […] para procesarse en el Caribe colombiano con energías limpias, con energías renovables para producir acero limpio, para producir cables de cobre limpios”.
Niño plantea una estrategia articulada de atracción de capital basada en demanda energética real: “Mi propuesta central para atraer esos grandes volúmenes de capitales es que lo hagamos alrededor de la estrategia de industrialización de Colombia. Es decir, a través de atraer simultáneamente las industrias que van a demandar esa energía […] y las energías en proyectos de generación distribuida”.
Infraestructura: el eslabón perdido
El desafío de Colombia no es solo regulatorio. También es logístico. El estudio “Infraestructura Vial y Desarrollo Minero-Energético en la Región Caribe” advierte que las vías principales del Caribe —como la Troncal del Caribe o la Ruta del Sol III—presentan deterioro, y que muchas zonas estratégicas para energía renovable carecen de conexiones adecuadas .
Esto coincide con lo que expresa Niño: “Necesitamos llevar la red de transmisión nacional a lo que se llama corriente continua para poder manejar mejor las energías renovables y poderlas mover a través del país con redes de transmisión de alto voltaje. Y eso va a requerir unas inversiones muy importantes”.
Reconstruir la confianza institucional y social
Niño reconoce que Colombia fue pionera en desarrollar un mercado de energía que movilizó grandes inversiones. Pero esa confianza se ha perdido. “Desafortunadamente en los últimos años ha habido un deterioro institucional […] se decide diferir las tarifas, se toman una serie de decisiones que empiezan a deteriorar las condiciones de mercado”.
Además, propone una transformación profunda del modelo de relacionamiento con comunidades: “Se ha creado una cultura muy nociva […] de básicamente entregar unos recursos a las comunidades sin mucha responsabilidad social, lo que llevó a crear unas relaciones muy transaccionales”.
Para Niño, es hora de cambiar de paradigma: “Necesitamos un modelo social donde el Estado colombiano asume la responsabilidad que tiene para dotar a la Guajira de agua, de vías, de escuelas, de puestos de salud, de universidades, etc. Eso no es responsabilidad del sector privado, eso es responsabilidad del Estado”.
Caribe Potencia Energética: el espacio del acuerdo
Ante este panorama, Niño ve con esperanza el papel de la Alianza Caribe Potencia Energética como espacio articulador: “Creo profundamente en la importancia de Caribe Potencia Energética, como un vehículo para empezar estos diálogos, convocar al sector privado, convocar a las comunidades y que el Estado haga el rol que tiene que hacer”.
Y cierra con una visión clara: “Yo prefiero estabilidad jurídica, condiciones claras de las tarifas, y permitir el desarrollo de un sector industrial que pueda motivar procesos degeneración distribuida de energía […] y que pueda colocar los excedentes de energía en comunidades energéticas y en la red nacional”.