Polarización, conflictos y avances tecnológicos serán algunos de los retos globales para las empresa
La consultora internacional Control Risks compartió su balance de riesgos anuales para las empresas.

Los problemas bélicos y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca suponen riesgos para las empresas en el 2025. (Foto: Getty) / Berkah
Anualmente, la consultora Control Risks, especializada en riesgos que ayuda a las organizaciones a triunfar en un mundo volátil, compartió un balance de los “riesgos principales” para las empresas en el 2025.
La consultora explicó que los riesgos para el año entrante se engloban en 5 principales que caracterizan problemáticas geopolíticas, digitales y comerciales.
Segundo mandato de Donald Trump
La llegada del republicano al poder marca un nuevo periodo de “incertidumbre”, puesto que “intensificará los riesgos de política interna y exterior de Estados Unidos para los negocios internacionales”.
El mandatario prometió llegar al poder para reformular el orden mundial, confrontando al país de manera “más directa y agresiva” con sus adversarios económicos y geopolíticos.
Estados Unidos está en “relativo declive”, es decir que sus socios comerciales, tienen y tendrán más opciones para pedir préstamos, comercializar bienes y comprar tecnología. Socavando así “las ventajas militares de Estados Unidos”.
El poder blando de Estados Unidos se ha reducido por las dificultades democráticas y de política exterior. De este modo se prevé que Trump inicie el retiro de fuerzas militares de en el exterior, “retirándose de instituciones y tratados internacionales clave o impidiendo su cumplimiento, y condicionando las asociaciones y alianzas”, afianzando la política de “Estados Unidos primero”.
Las “líneas rojas” que definen la geopolítica-violencia política
El mundo se enfrenta al tercer año de la guerra entre Rusia y Ucrania, el conflicto en Medio Oriente y las tensiones militares que prevalecen en Asia, como lo es el caso de Taiwán.
La consultora advierte que a falta de “atención diplomática, los umbrales de escalada se están convirtiendo en una cuestión de interpretación y especulación”.
Así, el consejo para las empresas a desarrollar una “conciencia situacional geopolítica”, que permita analizar el entorno geopolítico y minimizar los riesgos en caso de oportunidades en estas regiones.
Guerra comercial China-EEUU
Si bien se prevé que en el 2025, crezca el comercio mundial, “la competencia geopolítica impulsa la fragmentación de los sistemas financieros y las cadenas de suministro”.
China muestra estar preparada para enfrentarse comercialmente a Estados Unidos, pues “cuenta con múltiples herramientas para contrarrestar los aranceles, los controles de exportación y las sanciones”, mientras que Estados Unidos seguirá aplicando restricciones más estrictas al comercio de tecnología, a través de “controles a las exportaciones, prohibiciones a las importaciones, escrutinio de la inversión extranjera y, en 2025, control de la inversión extranjera”.
Ante estos, las empresas deberán acceder a las cadenas de suministro más estables en cuestiones geopolíticas para minimizar los riesgos, a la vez que “detectar escenarios emergentes que podrían amenazar las relaciones clave con proveedores o clientes”.
Concentración digital
La concentración de servicios digitales en unos pocos proveedores, afectará la capacidad de las empresas de proteger sus propias redes y tendrán que prepararse para fallos de sistemas globales.
En este aspecto alerta sobre los enfrentamientos bélicos como una motivación para los actores estatales de renunciar a “las normas de conducta anteriores en el espacio digital”, de manera que se puede esperar que durante el 2025, se continúen desplegando “operaciones cibernéticas sistémicamente disruptivas contra infraestructuras críticas y proveedores de tecnología”, con el fin de obtener ventajas militares, políticas y económicas sobre sus adversarios.
Así, el 2025 será el año en que los actores estatales “renunciarán al uso de grupos intermediarios “en el espacio digital. Ante esto, las empresas deberán prepararse para fallos en los sistemas digitales a nivel global y fortalecer su “agilidad y resiliencia”, para hacerle frente a este impacto.



