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Leidy Cuestas: la mujer más joven en patentar una invención en salud en Colombia, ¿Cuál fue su invento?

Esta joven diseñadora industrial consiguió construir un aparato que le ha cambiado la mida a decenas de niños con parálisis cerebral

Leidy Cuestas: la mujer más joven en patentar una invención en salud en Colombia, ¿Cuál fue su invento?

Leidy Cuestas: la mujer más joven en patentar una invención en salud en Colombia, ¿Cuál fue su invento?

La parálisis cerebral es una de las enfermedades cognitivas más difíciles de tratar. Como explica el portal de salud Medline Plus, se trata de un grupo de afectaciones que surgen debido a daños ocurridos en el cerebro y que la mayoría de las veces ocurren en la etapa del embarazo, antes de nacer.

Se estima que hay más de 300.000 niños con parálisis cerebral y el 70 % de estos niños, no cuentan con recursos para acceder a una terapia de rehabilitación. Por lo anterior, muchas de estas personas suelen quedarse en una cama durante toda su vida y sin mayor oportunidad de salir de sus cuartos.

Estas realidades inspiraron a Leidy Cuestas a construir un gimnasio de rehabilitación en casa. Se trata de un aparato que actualmente le cambia la vida a decenas de niños en el país y que la llevaron a convertirse en la mujer más joven en lograr una patente de invención en salud en Colombia.

La historia de la mujer más joven en lograr una patente de invención en salud en Colombia

Leidy nació en Bogotá, pero toda su familia es de Maya, Cundinamarca, un pequeño pueblo que hace parte de la región de los Llanos Orientales. Durante sus primeros 5 años de vida, tuvo una vida acomodada, pues su padre era el gran proveedor de la casa y, gracias a su trabajo, podían tener una gran vida.

Sin embargo, la ciudad en ese momento pasaba un difícil momento de inseguridad y su padre fue víctima fatal de esa violencia. Tras su asesinato, la madre de Leidy tuvo que tomar el mando en la casa y le tocó probar diferentes trabajos para poder cumplir su sueño: conseguir que sus hijas gemelas pudiesen llegar a la universidad.

Después de años de trabajo, lo consiguió y Leidy entró a estudiar diseño industrial. Sus ganas de crear y construir cosas, las cuales la acompañaron desde muy pequeña, se sumaron con sus ganas de ayudar a quienes más lo necesitan, algo que sus padres le inculcaron.

Como proyecto de grado, Leidy quiso atender la carencia de infraestructura de salud que tenía el pueblo de Maya y para comenzar con la exploración, hizo una brigada de salud. Entre todas las historias que conoció, hubo una historia de una niña que le cambió completamente su vida.

Se trataba de Laura, una pequeña de 5 años con parálisis cerebral que vivía con sus dos hermanos y su madre, pues su padre los abandonó cuando se enteró de que su hija tendría esta condición. La madre de Laura se dedicaba a la siembra de piñas y, aunque recibía poco, era el único trabajo que le permitía ser madre cabeza de hogar.

La historia de Laura conmovió profundamente a Leidy y la impulsó a cambiar su tesis de grado y dirigirla a construir algo que pudiese ofrecerle una mejor calidad de vida a esa pequeña niña. Tras meses de investigación y trabajo, Leidy construyó un gimnasio de rehabilitación en casa, un aparato que les permite a los niños realizar sus terapias, sin la necesidad de dirigirse a lejos centros de rehabilitación.

El camino hacia la patente

Luego de terminar su proyecto, el tiempo corría velozmente y, aunque la pequeña Laura alcanzó a probar el gimnasio que fue creado para ella, murió tan solo días después.

Sin embargo, Leidy quiso llevar ese proyecto a otros tantos niños, como Laura, que merecen mejorar su calidad de vida y no quedar postrados en su cama toda su vida. En ese camino, se dio cuenta de que su proyecto tenía tanta originalidad e innovación que le presentaron la posibilidad de patentar su idea. Solo para comenzar el proceso de patentar, se necesita de una inversión mayor a los 35 millones de pesos y con eso no se garantiza que el invento termine satisfactoriamente.

Leidy no tenía esos recursos y le tocó tocar muchas puertas y, a pesar de recibir muchos ‘No’, consiguió su sueño: hoy, ese gimnasio que es único en el mundo, ayuda a millones de niños a mejorar su vida y les entrega felicidad, esperanza y muchas sonrisas.

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