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Cien años de soledad: ¿cómo separar la experiencia de la lectura a la de la pantalla?

Tres expertos en la obra de García Márquez y una guionista de la serie plantearon los retos que implicó llevar el libro a la pantalla.

Cien años de soledad: ¿cómo separar la experiencia de la lectura a la experiencia de la pantalla?

En Hora20 un viaje por ‘Cien años de soledad’, Macondo y la familia Buendía a propósito del lanzamiento de la serie producida por Netflix que recrea todo este universo escrito por Gabriel García Márquez hace ya más de 50 años. El análisis de la producción, de los retos, de llevar las letras a la pantalla, de los desafíos en producción, de la crítica que ha recibido la serie y de cómo esto impacta en el mundo de los libros y en la obra de García Márquez.

Lo que dicen los panelistas

Gonzalo Mallarino, escritor, poeta y narrador, columnista en El Espectador y autor del libro ‘El día que Gabo ganó el Nobel’, señaló que si algo va a producir este experimento (de la serie) es la propagación de Cien Años de Soledad, “hay que pensar que se trata de un ámbito nuevo, de una instancia nueva de la creación humana, de la creación artística, se necesita evidentemente de una obra de la hondura humana y de la belleza que tiene Cien Años de Soledad para que un director la coja”. Resaltó que la serie es otra forma de la expresión artística, otra instancia que nace de la obra de Gabo, “la obra de Gabo es universal, además en el sentido de que modificó el castellano, es que no en vano muchas personas nombran a Cien Años de Soledad después del Quijote, es que es una obra monumental”.

De otro lado, dijo que la serie está marcada por la palabra libertad, “este es un ámbito nuevo de la creación, el director y su equipo tiene libertad y uno esperaba cierto acento y profundidad en la cosa coloquial”. También dijo que los diálogos de Gabo son muy pocos, pero son definitivos, “desatan la trama como ninguna otra cosa, tiene que haber acento, estoy a gusto con lo que he escuchado, pero pudo ser otro”.

María José Castaño, abogada, consultora, creadora y directora del podcast “BibliotecaPersonal”, señaló que la serie no sigue los mismos esquemas y encuentra nuevas formas de narrar, además, planteó que la serie es una gran campaña de comunicación masiva en favor en la obra de García Márquez, “es promocionar realismo mágico, el libro y valores históricos de la región. La pieza de Netflix es fiel a mostrar los retos de Colombia. Hay capacidad de mostrar inconsciente colectivo, la música, el vestuario”.

Orlando Oliveros, escritor y periodista cultural, editor e investigador del Centro Gabo de la Fundación Gabo, planteó que es importante que interpretación que no sea exclusivo de lectores, “tenemos la visión de todo un equipo de cineastas parta construir la interpretación de Cien años de soledad y seguramente ahora vendrá desde el teatro o la música”. Planteó que la serie es importante porque celebra la conversación sobre Gabo en formatos que van más allá, “quienes hemos leído los libros no nos podemos negar a que el género humano intenta hablar de los asuntos del mundo desde otros aspectos, acá está el de la pantalla”.

Resaltó que si bien hay una especie de mediación que se condiciona con la serie, cree que eso no es un problema porque la obra como novela es tan potente y tiene tanta autoridad en su mundo, que nada podrá quitarle ese mundo de la cabeza, “Gabo marcaba un riesgo sobre la representación porque creía que al generar imágenes que elimine libertad de los lectores de poner rostros de sus propias memorias”. Por último, dijo que entiende a los que no quieren ver la serie, “la experiencia de la lectura es única y no la van a encontrar en la pantalla, ni en el cine ni en la tv, los códigos de representación son diferentes”.

Natalia Santa, directora y guionista colombiana, directora de Malta, miembro del equipo de guionistas y escritores de la serie Cien años de soledad, contó que armar los guiones fue un trabajo arduo, “una vez aceptas hacer parte del proyecto, sabes que será complejo. Nada en esta adaptación ha sido fácil y sabíamos la responsabilidad que teníamos”. Planteó que eran conscientes de lo que implicaba la traducción de un lenguaje y de una estructura y de una esencia a otra como lo es literatura y audiovisual, “teníamos que tomar decisiones que probablemente algunas personas no iban a estar de acuerdo”.

Destacó que el primer gran reto es tomar una novela tan llena de elementos, tan rica y tan magnífica en todos los sentidos y con tantos personajes y situaciones, “una de las primeras decisiones era qué llevamos, qué es fundamental y era por qué, por qué queremos contar esta historia desde lo audiovisual”. En esa medida, contó que era posible trasladar el libro a la serie, “hay elementos que se pueden potencializar en lo audiovisual y también porque sigue siendo una novela muy actual, sigue hablando de la sociedad y de nosotros como nación de una manera cercana”.

Por último, señaló que el equipo de producción sentía que tocaba contar la historia, “se dice que todo el mundo la ha leído, pero no es tan cierto y es una forma de acercar nuevas generaciones a esta novela que es emblemática, que es patrimonio y que Macondo es parte de la cultura popular”.