4 frases que NUNCA debería decirle a un niño, según psicóloga infantil: ¿por qué?
La psicóloga infantil, Andrea Bello, habló en Caracol Radio sobre la importancia de medir las palabras de los adultos cuando se dirigen a los niños.
La educación que los padres proporcionan a sus hijos es esencial para su desarrollo y bienestar. Cada palabra, frase u oración que se les dirija puede influir profundamente en sus vidas y en su salud psicológica. En este contexto, Caracol Radio entrevistó a María Andrea Bello Raffo, psicóloga infantil y Magíster en Psicología Clínica y de Familia, quien compartió su perspectiva sobre la importancia de la elección cuidadosa de las palabras por parte de los adultos al interactuar o educar a los niños.
Para comenzar, Andrea Bello explica que el lenguaje es parte fundamental para expresar las emociones, donde las palabras pueden llegar a tener un poder amplio, en el momento en el que puede señalar, invalidar o juzgar a los niños. Incluso muchas veces los adultos no se dan cuenta que están señalando más al pequeño que a sus acciones.
“Recordemos que los niños por su etapa de desarrollo son concretos y nosotros como adultos muchas veces no lo recordamos, ellos entienden exactamente ―al pie de la letra ― lo que les decimos. La manera de interactuar de los adultos con los niños es muy importante, la interacción no solamente es la manera de hablar con ellos, es como los miramos, lo que les expresamos con nuestro cuerpo, con los gestos, el contacto físico, el contacto visual. Por supuesto repercute porque los niños aprenden también por imitación” manifestó la psicóloga infantil.
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Asimismo, en conversación con Andrea Bello, manifestó según desde su experiencia, algunas de las palabras o frases que muchas veces repercuten negativamente en los niños, esto nos contó:
- Comparaciones: este tipo de actos que se pueden llevar a cabo con hermanos, amigos, familiares, se presenta a menudo. Una de las reflexiones que expresa es que “cada niño es único e irrepetible, así vivamos baja la misma casa y las mismas pautas de crianza”. De manera que frases como “mire como lo hace él” “él o ella lo hizo mejor” entre otras, generan frustración y decepción en el menor.
- Negatividad: cambiar el ‘No’, No hagas, no grites, no comas, entre otras, por una frase positiva, dejando claro el límite o la regla. Un ejemplo es: Hij@ préstame ese lápiz y coge tu juguete (siempre acompañado de la acción del adulto como modelo).
- Jamás, invalidar la emoción del niño: todas las emociones deben ser aceptadas y validadas por el adulto, se necesita un acompañamiento y ayudar a los niños a regular la emoción, a transitarla para que la naturalicen y cuando sean grandes puedan auto regularse.
- Amenazas: si no haces tal cosa te voy a castigar. La psicóloga es partidaria de las consecuencias y no de los castigos. La vida tiene consecuencias tanto positivas como negativas, por eso es importante que los niños conozcan las consecuencias de las acciones sin que se vuelvan amenazantes y menos si vienen de parte de los padres y/o cuidadores.
Frases motivadoras
A menudo, los adultos no se dan cuenta del impacto que pueden tener sus palabras frente a sus hijos, creyendo que lo que dicen no tiene mayores consecuencias. Sin embargo, es crucial entender que cada palabra tiene un significado profundo. En este sentido, la psicóloga infantil, Andrea Bello, señaló que existen frases motivadoras que pueden contribuir positivamente al desarrollo y formación de los niños:
1. Siempre decirles el amor que sentimos por ellos.
2. Motivarlos a que superen retos.
3. Resaltar sus cualidades.
4. Hacerlos sentir que son un equipo.
5. Expresar la empatía cuando se trata de emociones.
“Los adultos somos los directamente responsables de la buena salud mental de los niños. Tenemos en nuestras casas, en todos los jardines y colegios del mundo diamantes en bruto y debemos cuidarlos, física y emocionalmente. Si no sabemos cómo hacerlo, esta bien, pero entonces busquemos ayuda, orientación y cuidemos a esos tesoros con son el futuro del mundo” concluyó Andrea Bello, psicóloga infantil.