Justicia

La desgarradora historia de María Eudice y la desaparición de sus dos hijos militares

Esta es la historia de una mamá que perdió a 3 de sus 5 hijos. Dos de ellos suboficiales del Ejército Nacional.

María Eudice Hernández de Barrero ha vivido la angustia de la desaparición forzada de sus dos hijos, Carlos Alberto y Juan José, ambos suboficiales del Ejército Nacional. Tener a un hijo desaparecido es una herida abierta que nunca sana, una incertidumbre que consume día tras día.

Esta mujer y su esposo criaron a sus cinco hijos en Payandé, San Luis, Tolima. Los dos mayores eran gemelos, y uno de ellos, Juan José, soñaba con ser parte del Ejército. Su hermano menor, Carlos Alberto, compartía esa vocación militar. En 1996, Carlos pertenecía al Batallón de Infantería N.° 35 Héroes del Guapí, mientras que Juan José estaba en Villavicencio, Meta. En diciembre de ese año, Carlos visitó a su madre y le informó que lo trasladarían a Medellín.

El 5 de enero de 1997, Carlos Alberto, junto con el sargento Nicolás Arrieta y el soldado Lizcano Lima, viajó en lancha desde Cartagena del Chairá hacia Florencia, Caquetá. Al llegar a Doncello, los tres abordaron un bus, pero fueron interceptados por guerrilleros en el trayecto. Los tres militares fueron secuestrados. El 10 de enero de 1997, María Eudice recibió la devastadora noticia de la desaparición de su hijo Carlos Alberto.

Juan José, incapaz de soportar el dolor, se retiró del Ejército a mediados de 1997 para buscar a su hermano. Sin embargo, el 18 de julio de 1998, también desapareció, aumentando el sufrimiento de la familia. La tragedia continuó cuando Fabián, el gemelo de Juan José, murió a los cinco años de cáncer, profundamente afectado por la desaparición de sus hermanos. Ante amenazas y el temor constante, los otros dos hijos de María Eudice, Angie Lorena y Luis Gabriel, emigraron al extranjero.

Seis años después, una fiscal en Bogotá contactó a María Eudice con la noticia de que un guerrillero confesó que Carlos Alberto había sido capturado, torturado y enterrado en una fosa común cerca de Florencia. Sin embargo, esta versión nunca fue confirmada, dejando a María Eudice en la misma incertidumbre desde el primer día de la desaparición de sus hijos.

María Eudice sigue anhelando conocer la verdad sobre el destino de sus hijos. “Una madre nunca deja de creer que algún día los encontrará. Aunque digan que los mataron, uno se resiste a aceptarlo y mantiene la convicción de que siguen con vida,” expresó.

Además de esta tragedia, María fue victima de amenazas, e incluso intentaron extorsionarla con la muerte de sus hijos, pues recibía llamadas donde le decían que los tenían para pedirle dinero. Sin embargo, ella nunca recibió pruebas de supervivencia.

La historia de una madre que vive con dos hijos militares desaparecidos y otro muerto.

Con un mensaje de fortaleza, anima a otras familias que atraviesan situaciones similares. “Algún día la verdad va a salir a la luz, sea como sea. Puede que estén vivos, y si están muertos, poder recuperar el cadáver.” El dolor de María Eudice Hernández de Barrera es un reflejo de la tragedia que han vivido innumerables familias en Colombia, marcadas por la violencia y la desaparición forzada.

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