Exclusivo: Luis Carlos Sarmiento Angulo habla tras su retiro de presidencia de Junta Aval
6AM conversó en exclusiva con Luis Carlos Sarmiento Angulo sobre cómo evalúa su actividad empresarial y cómo ve el país con el gobierno Petro, las grandes reformas que enfrenta Colombia, el caso Odebrecht, la vía al Llano, las obras de ingeniería que la nación necesita, la paz total, su familia, el centro de lucha contra el cáncer en el que trabajó diez años y el futuro de su organización empresarial.
Exclusivo: Luis Carlos Sarmiento Angulo habla tras su retiro de presidencia de Junta Aval
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Luis Carlos Sarmiento Angulo anunció formalmente su retiro de la Junta directiva de su grupo empresarial, cerrando un capítulo fundamental para la historia del empresariado nacional y para la propia historia del país. Hizo público que lo sucede su hijo, Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, y que, al frente del grupo Aval, queda una ejecutiva muy cercana a su corazón, María Lorena Gutiérrez.
Aquí, las palabras de un empresario fundamental para entender a la Colombia de las últimas décadas.
Sarmiento, el presidente y las reformas
Sobre la distancia del presidente con el empresariado: “Es una pena que pase eso. Es la experiencia. Renunciar voluntariamente al conocimiento que surge de la gran experiencia es una lástima. Se pierde un montón de esfuerzo. Pero también hemos tenido oportunidad de dialogar con él y hemos hecho acuerdos en varias cosas”.
“Lo de La Guajira es un detalle muy importante, porque es una asociación entre los representantes del gobierno y nosotros, los representantes de la empresa privada. Yo a eso le doy un gran valor”.
Sobre la poca concertación para las grandes reformas: “Es una pena que no se haya hecho. Probablemente esa es una de las principales razones de por qué eso no ha sido aprobado (…) Una modificación como la que están proponiendo, hace 20 o 30 años quizás pasaría en una sesión del Congreso, y sin mayor discusión, quedaba aprobada. Pero hoy en día la gente no come cuento”.
“Las grandes discusiones de este momento (alrededor de las reformas) están en los números. Las grandes cifras. Permanentemente hay que estar analizando eso, y la gente ya está muy consciente de eso. La gente del común, que tiene sus dineros en las entidades, y que recibe unos servicios médicos razonables, una garantía de prestaciones, cuando le dicen que esto va a cambiar, pregunta: un momentico, ¿y mis derechos cómo van a quedar?”.
“Uno se da cuenta de que pude influir, pero el país es una cosa muy grande y hay mucha gente, muy capaz. Formamos parte del establecimiento y tenemos la obligación moral de contribuir, pero teniendo la claridad de que no podemos imponer”
La paz total
Terminando la carrera de ingeniería “a Santiago Berrío lo cogió la guerrilla, cuando estábamos trabajando en la construcción del ferrocarril del Atlántico. Llegaron unos guerrilleros, un día se lo llevaron y al tercer día lo tiraron a un río. Lo habían asesinado. Empecé a sentir con gran pesadumbre, con gran tristeza, lo que era nuestro país. Y, desafortunadamente, eso no es que haya mejorado mucho”.
“La paz total tiene, a mi manera de ver, mucho más de sueño que de realidad, en cuanto no se exijan condiciones claras, precisas, cuyo cumplimiento sea exigible y aplicable. Si eso se hace, pues evidentemente la paz total es la gran solución. Pero si eso no se hace, lo que se convierte es en un libertinaje”.
“(Los grupos al margen de la ley) tienen una posición muy cómoda. Cada vez nuestra ley es más tolerante. Fíjese usted que en el primer armisticio les ofrecían a los guerrilleros algunas cosas, pero eso ha venido en un crescendo imparable. Todos los años más y más, hasta llegar al cinismo de pedir que les paguen para no asesinar a la gente. Eso ya se sale de la razón natural. No es una idea que pueda uno discutir”.
“Esa delincuencia cayó en un campo de altísima rentabilidad económica. Entonces, es mucho más difícil la discusión. Cuando solo intervienen sentimientos, todo el mundo, por muy desordenado que sea, tiene algunos sentimientos de bondad, de ayuda a los demás. Pero cuando se llega a esos niveles de dinero que gana esa gente, ¡nada! No hay más remedio. Hay que poner orden ahí, si no, no hay forma. No es cosa de muchas concesiones, sino, más bien, de imponer exigencias legales”.
La vía al Llano y las 4G
“Para mí el Llano es el futuro de Colombia. En nuestro país, la zona habitada, que es la noroccidental (la ocupada por las tres cordilleras y las planicies del norte del país), es el 46% del área de Colombia. Y, la otra parte, la de los Llanos Orientales, es el 54%. De modo que tenemos más de la mitad del país con una mínima explotación”.
“(En el Llano) habría trabajo regular, bien pagado, para todos los guerrilleros que hay. Las posibilidades de desarrollo de Colombia en la zona oriental para mí son inmensas. Yo todas las mañanas me pregunto cómo es posible que no hayamos hecho nada al respecto”.
“Hemos hecho todo lo posible por mantener el tráfico (en la vía al Llano), pero es una topografía muy difícil. Y se presentan muchas discusiones un poco absurdas. Exigirnos a nosotros responsabilidad, como en el tal kilómetro 58, en unos derrumbes que se producen a 200 metros de altura, encima de la carretera… ¡nosotros qué tenemos que ver con eso, por Dios!”.
“Actualmente, el tráfico (en la vía al Llano) lo hemos logrado regularizar y está circulando, pero a la carretera hay que meterle un poco de plata. Esa carretera, dicho sin pretensión ninguna, es la más importante del país, porque es el único medio de comunicación multitudinaria entre la zona occidental, desarrollada, con pobreza, y la zona oriental, sin desarrollar, por falta de actividad”.
Sobre el anuncio del presidente de nacionalizar la vía al Llano: “Las obras están en garantía de los créditos obtenidos. No se puede hacer cesión ninguna sin pagarla y, como no hay la plata para pagarla, toca continuar con el procedimiento diseñado desde el principio: cobrar los peajes”.
Acerca del retraso de las vigencias futuras para 4G que anunció el gobierno: “La cosa es más grave. Sobre esas carreteras, donde hay un costo financiero por la utilización, ni siquiera hay aportes del gobierno. El gobierno no pone plata para esas carreteras. La plata es la que hemos logrado obtener los contratistas, (con) las financiaciones para invertirlas allá, pero en un plan ordenado de que después los usuarios vayan contribuyendo, a lo largo de muchos años, para poder recuperar la inversión y pagarles a los banqueros. En general, para estas carreteras, no hay plata del presupuesto, salvo por excepciones muy notorias, como cuando se viene una avalancha y tumba dos puentes”.
El caso Odebrecht
“(Odebrecht) nos trajo a nosotros una cantidad de perjuicios que usted no se imagina. Y ni manera de reclamarle nada, porque esa compañía se quebró. Por sinvergüenzas, por vagabundos. Y nada qué hacer. Tuvimos que aguantar las consecuencias de todo eso”.
“La circunstancia (alrededor del caso Odebrecht), fue analizada milímetro a milímetro por las instancias legales, aquí y en los Estados Unidos, y nunca encontraron absolutamente nada que nos pudiera acusar a nosotros. No por falta de investigación. La investigación que hicieron fue exhaustiva, llegaron al detalle de todo. Naturalmente, cuando empezó la investigación yo abrí las puertas y dije busquen lo que quieran y vean lo que quieran”.
“No es difícil confiar en la gente. Lo que pasa es que, como en todas las cosas de la vida: confíe, pero controle. Esa gente (de Odebrecht) tenía un prestigio increíble. En Estados Unidos tenían un montón de obras contratadas”.
“Nosotros para asociarnos con ellos (Odebrecht) pedimos recomendaciones, referencias bancarias, que son mucho más serias, porque son de banco a banco. Permanentemente entre los bancos nos cruzamos información, pero hoy por ti y mañana por mí; la información tiene que ser muy seria. Y la que nos dieron sobre esa gente fue excelente. Y eso es lo que en ese momento todo el mundo pensaba de ellos”.
“Eso inclusive obedeció a un cambio generacional. Allá, dentro de ellos, dentro de la compañía, el padre se retiró y su hijo terminó con esas ideas. Pero que no se vinieron a conocer sino mucho tiempo después. No solo lo hicieron en Colombia. Lo hicieron en Perú, Chile, Ecuador y en Estados Unidos. Aquí no nos dimos cuenta, pero allá tampoco”.
“No tengo remordimiento de ninguna clase. He trabajado 70 años en mi profesión de ingeniero en este país y no tengo que lamentar o arrepentirme de ninguna falta”.
La lucha contra el cáncer
El Centro de Tratamiento e Investigación sobre el Cáncer (CTIC) se le ocurrió “tratando de devolver a la sociedad una parte de lo que gano, de lo que he conseguido, diferente de los impuestos. El cáncer es una enfermedad que tiene un nombre y miles de variantes. Todos hemos tenido alguna proximidad con el cáncer. Y, entonces, pensé que esa era una cosa útil”.
El Centro de Tratamiento e Investigación sobre el Cáncer (CTIC) “es para todo el mundo (…) El que llegue aquí, lo atienden. Es una institución sin ánimo de lucro. Nosotros en la familia renunciamos a cualquier beneficio económico, ahora o en cualquier parte de la vida. Los beneficios económicos que pueda tener el hospital, en los estatutos establecimos la obligación de invertirlos en investigación y en reemplazo de los equipos”
La vida personal y la familia
Me despierto muchas veces en la noche y mi cabeza sigue pensando. Trato de convencerla de que duerma conmigo, pero a veces me queda difícil”.
“Había un grupo de radioteatro en la Radiodifusora Nacional. Lo dirigía un profesor, José Agustín Pulido Téllez, y entonces nos invitaba a algunos de los estudiantes a participar en los programas. Éramos un grupo de ocho o diez estudiantes”.
“Mis padres eran dos seres inolvidables. Siempre les reconocí una inteligencia natural. Eran nueve hijos y en la casa el orden era extraordinario. Allá no había gritos, no había peleas. Ellos tenían una habilidad que yo todavía me acuerdo. Me enorgullezco de cómo lograban mantener el orden sin discusiones, sin peleas. Era un orden férreo”.
“La mía propia, mi familia, ya estamos llegando a cuarenta personas. Vivo feliz con mi familia, me encanta. Tenemos una gran vida en familia. Nos encontramos permanentemente y compartimos todo”.
Con su esposa, Fanny Gutiérrez: “Tenemos muchos años de casados y eso ha sido fundamental para poder formar una familia estable como la que tenemos”.
“Yo me retiro y todo el mundo subió un escalón hacia arriba. Y junior va a tener la posición mía, pero retirarse no se puede confundir con olvidarse. Uno se pude retirar, es decir, deja de ser la parte activa, el poder decisorio, pero sería tonto para cualquier empresario, que haya hecho su vida como la mía, produciendo las cosas… cuidándolas, creciéndolas, protegiéndolas… llegar un día: ah, bueno, como me retiro, adiós, hagan lo que quieran. Véndanlas, regálenlas. No, no, no, eso no es posible”.
Un consejo a los colombianos que piensan en el futuro: “la norma general: si uno busca buenas oportunidades, tiene que trabajarlas, tiene que investigarlas, tiene que conseguirlas. La única manera de tener más es producir más”.