Tecnología para la educación: un desafío que Colombia debe enfrentar
Una de las propuestas para enfrentar los desafíos educativos del siglo XXI es dejar de ver la tecnología como un componente aislado y empezar a transversalizarla en los currículos académicos. Según expertos, entenderla como un motor del aprendizaje ayudará a que los estudiantes se adapten con mayor rapidez a una realidad cada vez más interconectada y digitalizada.
La relevancia y conexión de los programas académicos con respecto a las exigencias del siglo XXI es una de las principales preocupaciones del sistema educativo colombiano en la actualidad. Si bien los organismos de control han instalado políticas para revisarlo continuamente, la velocidad de los desarrollos tecnológicos pone de manifiesto la necesidad de equipar a los ciudadanos con mayores habilidades digitales, para producir profesionales que vean en la tecnología una aliada para resolver desafíos sociales urgentes.
Las brechas de acceso a programas académicos (según un análisis de la Corporación Universitaria Iberoamericana, la educación superior a distancia, usualmente en línea, solo llega aproximadamente 10% de la población estudiantil), la demanda por estrategias educativas más incluyentes para poblaciones diversas y la necesidad de aumentar la formación docente en estas competencias (entre un 36% y un 79% de los profesores de América Latina demandan más información en habilidades digitales, según la encuesta TALIS de la OCDE) son algunos esos retos.
Para Ana Lucía Paz, decana de Innovación Educativa y Fortalecimiento del PEI de la Universidad ICESI, buena parte de la responsabilidad de enfrentar esos desafíos recae sobre las instituciones de educación media y superior. Por eso, explica, es importante reconocer los esfuerzos que existen actualmente de cara a la transversalización de la tecnología y la innovación en los currículums académicos.
“Nos parece que la tecnología no es un complemento, sino que debe estar completamente integrada a todos los procesos curriculares, incluso desde el colegio”, afirma Paz. “Hay que apostarle a la formación integral de todos los estudiantes y reconocer que ellos están en un mundo cada vez más interconectado, que se mueve entre lo digital y lo no digital. La educación, en ese sentido, necesita alinearse con esos estilos de vida”.
Para lograr esa alineación, la decana propone como punto de partida que los docentes y directivos “den un giro” en la manera como entienden la tecnología dentro del sistema educativo. Es decir, ir un paso más allá de la enseñanza de determinados programas. Empezar, en cambio, a aprender sobre usos pedagógicos de la tecnología. Por ejemplo, integrar la inteligencia artificial en la búsqueda de información dentro de las aulas.
“No se trata de que los estudiantes compitan con la inteligencia artificial, sino de mostrar el tipo de información que se genera con la IA y proponer ejercicios de pensamiento alrededor de lo que arroja”, aclara.
De esta forma, además de reforzar el pensamiento crítico y la resolución de problemas, las instituciones también se estarían asegurando de que los jóvenes egresen de los programas con las competencias digitales necesarias para lograr una vinculación más rápida al mercado laboral. Esto último es especialmente relevante para un país como Colombia el cual, según datos de Statista de 2021, figuró como el cuarto país más grande de Latinoamérica para el mercado de software y servicios TI, después de Brasil, México y Chile.
“La tecnología nos permite hacer análisis relacionales, diagramas, profundizar en procesos analíticos o de síntesis, hacer búsquedas bibliográficas con información relevante y confiable (...) Creo que los currículos deberían apalancarse mucho más en competencias tecnológicas para la enseñanza y aprendizaje, y no solo de materias relacionadas con ciencias o matemáticas, sino también humanidades”, comenta la decana.
Por último, Paz añade que, al hablar de estas transformaciones, siempre es necesario tener presente la importancia de “humanizar” los contenidos o los nuevos programas a crear.
En el diplomado de Innovación Educativa con Inteligencia Artificial con el que cuenta la ICESI, por ejemplo, han encontrado un equilibrio entre la enseñanza de las herramientas tecnológicas y las competencias personales como la comunicación, la autonomía y el trabajo en equipo. De esta forma, asegura, se puede lograr que la tecnología deje de ser un componente aislado y se transforme en un motor para lo que hoy se conoce como formación para la vida.
Este y otros temas como la educación para el trabajo, las brechas en términos de calidad, el fortalecimiento de la infraestructura y la importancia de las alianzas público-privadas serán debatidos a profundidad el próximo 6 de marzo durante El Futuro de la Educación, una iniciativa de Prisa Media que lleva a Cali el diálogo necesario para convertir este rubro en un propósito nacional.