“Pepe”, el hipopótamo de Pablo Escobar que compite en la Berlinale
La película sobre “Pepe”, el hipopótamo asesinado de Pablo Escobar, opta al Oso de Oro de la Berlinale con una narrativa “difícil de clasificar”.
“Pepe”, el asesinado hipopótamo de Pablo Escobar llegó a las pantallas de la Berlinale en la voz de su fantasma. La cinta relata de una forma peculiar la llegada de esta especie de mamíferos semiacuáticos al continente americano por capricho del narcotraficante colombiano.
La película del dominicano Nelson Carlo de los Santos Arias es la segunda de las cintas latinoamericanas en competencia por el Oso de Oro, y es la primera de su país que se presenta en la sección oficial.
El caso se remonta a 1981, cuando Escobar introdujo cuatro crías de hipopótamos africanos a su hacienda en el departamento de Antioquia, Colombia.
El macho y las tres hembras se reprodujeron y, tras la muerte de Escobar en 1993, algunos de los animales fueron repartidos en zoológicos colombianos, pero otros escaparon y se refugiaron en la naturaleza, a lo largo del río Magdalena.
En la actualidad, hay unos 170 hipopótamos en el país, donde estos mamíferos encontraron el ecosistema ideal para su reproducción, pero se convirtieron en un peligro para ese mismo ecosistema.
Por ello, el país emprendió un plan para su esterilización, en 2009, militares colombianos mataron al hipopótamo Pepe, nombre con el que la prensa lo bautizó.
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Más que un mensaje, una discusión
En la cinta, el director dominicano sitúa en el centro de su reflexión narrativa a “Pepe”, a través de una ronca voz en off, y ofrece distintas perspectivas sobre los caminos equivocados, sin entrar en política.
“El tema de los hipopótamos en Colombia es un tema más de la campaña política, no me quise meter en eso, no soy colombiano, lo que me interesaba era el simbolismo, lo que emana de esa historia que me hace recordar la emigración histórica de África y América”, dijo De los Santos Arias este martes 20 de febrero del 2024, en rueda de prensa.
Al ser consultado por DW sobre el mensaje que deja su obra, el cineasta remarcó que su película pretende abordar la imaginación. “Más que un mensaje, me interesa que la película deje una discusión”, declaró.
“Hay una imagen filosófica que se desprende de la película y es la circularidad del colonialismo, que produce una subjetividad eurocéntrica, de la que aparentemente no se puede escapar, tal vez solo a través de la muerte o de una muerte simbólica”, explicó el director, que grabó en Colombia, República Dominicana y Namibia en 2020, durante la pandemia de coronavirus.
A pesar de que la cinta comienza con imágenes de la muerte del narcotraficante colombiano, De los Santos Arias recalca que esta no debe ser tomada como un alarde de la denominada “narcocultura”.
“Escobar es la causa de por qué los hipopótamos están ahí, pero mi película no quiere tener absolutamente nada que ver con Pablo Escobar, ni con los militares, ni con los narcotraficantes”, explicó a DW.
“La más difícil de clasificar”
Además, debido a la utilización de material de archivo o, incluso, de antiguos dibujos animados, el filme es probablemente, como comentó el director creativo de la Berlinale, Carlo Chatrian, la obra “más difícil de clasificar” en la competencia de la edición 74 del festival berlinés.
Contrariamente, al amenazador paisaje sonoro, que a veces tiene a ametralladoras y helicopteros de fondo, el cuarto largometraje del director dominicano muestra espectaculares transiciones de color al amanecer y al atardecer, propias de un documental en la sabana africana o en la naturaleza colombiana.
También están las tomas aéreas de hipopótamos sobre las aguas de ríos, que de lejos parecen puntos negros, pero -al acercarse lentamente- se convierten en inmensas cabezas de hipopótamos.
Una escena que se parece más probablemente a la de una trama convencional es la de un pescador que, en su pequeña lancha, lanza su red al río y es atacado por un hipopótamo.
Sin embargo, en el centro de la historia queda “Pepe”, que en español, afrikáans y mbukushu- se hace cargo de la narrativa hasta el final y, conscientemente, se aleja de la narrativa convencional.
Por eso, resaltó De los Santos Arias, “que esta película experimental y bastante extraña, que no dialoga con el oficialismo del cine, tenga espacio en un festival como la Berlinale es lo verdadero a celebrar”