Cultura

El Milagro de la ola, un testimonio que guardan los tumaqueños

La historia fue recientemente recreada en el Carnaval de Negros y Blancos

Padre Everth Lizcano, habla sobre el milagro de la ola

Padre Everth Lizcano, habla sobre el milagro de la ola

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Pasto-Nariño

El pasado seis de enero la imagen de la carroza denominada “Contra viento y marea” del maestro Edwin Fernando Ramos, le dio la vuelta al mundo, su majestuosidad, movimiento y color, no solo se robaron los aplausos de los asistentes, sino los elogios de quienes tuvieron la oportunidad de observarla a través de videos y fotografías.

La obra del maestro Ramos puso en la escena del Carnaval de Negros y Blancos, uno de los episodios más emblemáticos para los tumaqueños especialmente para los católicos, que con el paso de las generaciones han ido guardando en su memoria lo ocurrido un 31 de enero de 1906 cuando un tsunami puso a temblar el litoral pacífico y amenazaba con borrar a Tumaco, los habitantes vieron en ese entonces cómo el mar ya había retrocedido un kilómetro de la playa y una ola de más de cinco metros se aprestaba a llegar a la costa anticipando una gran tragedia.

Maestro Edwin Ramos. Foto: Corpocarnaval / Neverson-Anyjah Heatley III

La Diócesis de Tumaco, documentó así este acontecimiento, considerado como un milagro eucarístico: “La inmensa ola se detuvo: El padre Larrondo se apresuró a ir a la iglesia y sacó del sagrario una gran hostia consagrada y un copón para protegerla. Se dirigió rápidamente hacia la gente y levantando la Sagrada Forma exclamó: “Vamos, hijos míos, vamos todos hacia la playa, y que Dios se apiade de nosotros”. La multitud, antes sobrecogida por el miedo, se vio animada por un valor inexplicable y, sin dudarlo, se encaminó hacia el peligro, impelida por la presencia de Jesús Sacramentado y por la fe de su pastor. Pronto el P. Larrondo ya se encontraba pisando el terreno antes bañado por las aguas. En la playa los feligreses no paraban de rezar, mientras divisaban a lo lejos una aterradora pared de agua que avanzaba a gran velocidad. Atónitos, contemplaban cómo el sacerdote, esperando impávido que la ola se acercara, erguía hacia lo alto la Sagrada Especie y con ella trazaba una gran señal de la cruz… ¡Un momento inolvidable! Si en el mar Rojo antaño las aguas se abrieron, aquí “la ola avanzó todavía un poco, pero antes de que el P. Larrondo y el P. Julián se pudieran dar cuenta de lo que estaba pasando, la población, emocionada y conmovida, gritaba: ‘¡Milagro! ¡Milagro!’. La inmensa ola que amenazaba con destruir el pueblo de Tumaco se detuvo de repente como bloqueada por una fuerza invisible más grande que la de la naturaleza, mientras que el mar volvía a su estado habitual”.

El episodio también está narrado en un documental y un libró escrito por el Padre Hevert Lizcano, quien narró en Caracol Radio lo que significa este hecho para los habitantes de Tumaco y para la Iglesia Católica.

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