Ciencia y medio ambiente

Astrónomos “escuchan” por primera vez ruido de fondo cósmico

Las mediciones no permiten todavía decir si este ruido evoca la presencia de varias parejas de agujeros negros o de toda una población.

La galaxia de Andrómeda fotografiada desde las Montañas Blancas de California vía Grtty Images

La galaxia de Andrómeda fotografiada desde las Montañas Blancas de California vía Grtty Images / Tony Rowell

Los astrónomos finalmente lograron captar el coro perpetuo que recorre nuestro Universo, producido por ondas gravitacionales que nacen por el efecto de eventos cósmicos violentos, como la colisión de dos agujeros negros.

Hace 25 años que los astrónomos iban tras él y finalmente lo encontraron: el ruido cósmico que permea todo el Universo fue identificado gracias a una técnica inédita de detección de ondas gravitatorias que abre una nueva ventana, hacía conocer más sobre la formación de galaxias, el origen de los agujeros negros y el Universo mismo.

En concreto, un equipo formado por científicos de todo Estados Unidos, agrupados bajo el Observatorio Norteamericano de Nanohercios para Ondas Gravitacionales (NANOGrav), descubrió la distorsión en el espacio-tiempo causada por las ondas gravitacionales de baja frecuencia, producidas probablemente por parejas de agujeros negros supermasivos.

Sus hallazgos fueron publicados este jueves en la revista especializada The Astrophysics Journal Letters, al mismo tiempo que otras organizaciones similares en diferentes países hicieron anuncios parecidos.

Es la primera vez que se detecta este fondo estocástico, producido por ondas gravitacionales de baja frecuencia que forman “una sopa de distorsiones espacio-temporales que permea el universo entero”, explica en un comunicado la Fundación Nacional de Ciencia (NSF, en inglés).

Las ondas gravitacionales fueron predichas por Einstein en 1916, pero no pudieron ser detectadas hasta cien años después. Se tratan de ínfimas perturbaciones del espacio-tiempo, parecidas a las ondas de agua en la superficie de un estanque. Estas oscilaciones, que se propagan a la velocidad de la luz, nacen por el efecto de eventos cósmicos violentos como la colisión de dos agujeros negros.

Aunque están vinculadas a fenómenos masivos, su señal es extremadamente tenue. En 2015, los detectores de ondas gravitatorias Ligo (Estados Unidos) y Virgo (Europa) revolucionaron la astrofísica al detectar un estremecimiento de menos de un segundo procedente de la colisión entre dos agujeros negros con una masa diez veces superior a la del Sol.

Esta vez, una señal mucho más dilatada en el tiempo evoca un fenómeno de mayor escala, captado por una red de telescopios de Europa, Norteamérica, India, Australia y China del consorcio International Puslar Timing Array (IPTA).

“Hablamos de ondas gravitatorias generadas por agujeros negros de varios millones a varios miles de millones de veces la masa del Sol”, dice a la AFP Gilles Theureau, astrónomo del Observatorio de París-PSL.

¿Cuál es el origen de estas ondas?

La hipótesis principal apunta a parejas de agujeros negros supermasivos, cada uno de ellos con un tamaño superior a nuestro sistema solar, “listos para chocarse”, explica Theureau. Se trata de dos colosos que “giran uno alrededor del otro antes de fusionarse”, un baile que provoca ondas gravitacionales de “un periodo de varios meses a varios años”.

Un ruido de fondo continuo que Michael Keith, de la red europea EPTA (European Pulsing Timing Array), compara con “un restaurante bullicioso con mucha gente hablando a tu alrededor”.

Las mediciones no permiten todavía decir si este ruido evoca la presencia de varias parejas de agujeros negros o de toda una población. Otra hipótesis sugiera un origen procedente de los primeros años del Universo, conocido como el periodo de inflación.

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