Aumenta la ocupación del Oso Andino en la cordillera occidental
Balance de la alianza “Conservamos La Vida” para favorecer a la especie.
Iván Mauricio Vela, biólogo y el líder de grandes mamíferos de WCS Colombia, en diálogo con Planeta Caracol destacó la gestión de la alianza “Conservamos La Vida” para promover el aumentó de la ocupación del Oso Andino en la Cordillera Occidental de Colombia. Esta especie es considerada como el guardián del agua y como un mamífero clave en la dinámica natural para la subsistencia de los páramos y de los bosques andinos en Colombia
Las principales amenazas para el oso andino son la pérdida y la fragmentación de su hábitat (bosques andinos y páramos), así como la cacería ilegal y el cambio climático. De igual modo, también lo agobia el aumento de la frontera agrícola y ganadera, situación que ha propiciado interacciones negativas con ciertas comunidades rurales generando procesos de cacería retaliativa dirigida a individuos involucrados en esas lamentables dinámicas.
Iván Mauricio Vela, recordó que a finales de 2015 nació “Conservamos la Vida”, alianza público-privada en la que unieron esfuerzos Parques Nacionales Naturales de Colombia, Fundación Grupo Argos, WCS Colombia, Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca y la Fundación Smurfit Kappa.
Con esta estrategia, se pretende mantener poblaciones viables de oso andino en cinco unidades geográficas del país (en adelante, Unidades Núcleo de Conservación - UNC). Estas unidades poseen áreas de mínimo 3800 km2, y son necesarias para asegurar la subsistencia de las poblaciones de Tremarctos ornatus en Colombia.
Se realizó el levantamiento de la línea base del estado de las poblaciones de oso andino en la UNC Tatamá-Farallones-Munchique. Este territorio abarca una extensión de 8623 km2 y se extiende sobre los departamentos de Risaralda, Chocó, Valle del Cauca y Cauca.
Allí, los investigadores visitaron 448 puntos de muestreo ubicados a lo largo y ancho de la unidad. De manera paralela, también se llevaron a cabo más de 550 visitas a predios campesinos para evaluar las interacciones, percepciones y actitudes que sus propietarios tenían hacía el oso.
Esta información permitió la priorización de 7 localidades de trabajo a lo largo de la Cordillera Occidental, y fue el punto de partida para realizar la primera evaluación de los patrones de ocupación del oso andino en Colombia. El 52% de la UNC TatamáFarallones-Munchique estaría teniendo presencia de la especie.
Los investigadores reconocieron y destacaron que una condición que afecta de manera positiva la presencia del oso es la cantidad de área natural donde él puede habitar de forma silvestre, mientras que la ganadería extensiva es, por el contrario, una variable que afecta negativamente su presencia.
A partir de tales resultados, comenzó un trabajo enfocado sobre diversas comunidades rurales y en distintos puntos de la UNC Tatamá-Farallones-Munchique. Entre otros aspectos, en esos sitios se implementaron acciones de conservación en áreas naturales pertenecientes a predios privados. De igual modo, se llevó a cabo el mejoramiento de actividades productivas en 92 de esos predios, aspecto que incluyó la firma de 67 acuerdos de conservación con campesinos del Valle del Cauca, Risaralda y Cauca.
Por medio de estos acuerdos fue posible la conservación de 1460 hectáreas de bosque natural y el mejoramiento de 1445 hectáreas de áreas dedicadas a la producción agropecuaria. En 2021 los investigadores realizaron una nueva evaluación de las poblaciones de oso andino a lo largo de la UNC Tatamá-FarallonesMunchique, los datos revelaron que la tasa de ocupación había aumentado significativamente, en el 76% de la UNC ahora está siendo ocupada por la especie.
Este resultado, fruto de los diferentes trabajos que se adelantaron para favorecer al oso andino, tiene en las familias campesinas un actor clave, pues fueron ellas las que se sumaron a este propósito dando un mayor espacio a las coberturas naturales y adoptando sistemas productivos agropecuarios que han mermado, sustancialmente, potenciales episodios de conflicto oso-humano.
El estudio también ha identificado que, si bien la ganadería sigue afectando a las comunidades de osos, en la UNC Tatamá-Farallones-Munchique, la principal presión que los afecta son las carreteras (ya sean pavimentadas, destapadas o caminos veredales).
Estos espacios van en contravía del comportamiento elusivo (tímido) que caracteriza al animal y, además, podrían llegar a desencadenar atropellamientos o a propiciar cambios de hábitos naturales que son propios de la especie.
Otro de los resultados obtenidos por “Conservamos la Vida” desde que comenzó su accionar, es la puesta en marcha de una asociación de productores campesinos en el Valle del Cauca que cultivan y procesan café oso andino. Ellos obtienen mejores precios de venta gracias al mantenimiento de áreas naturales dentro de sus predios y a la excelente calidad del café que comercializan.
Sumado a todo lo anterior, “Conservamos la Vida” no ha reportado, ya desde hace varios años en la UNC Tatamá-Farallones-Munchique, ataques de oso andino a animales domésticos (ganado ovino, caprino y/o bovino). Esto, gracias al mejoramiento que se ha hecho de los sistemas ganaderos en los predios que se han convertido en aliados estratégicos para esta iniciativa.
El oso andino (Tremarctos ornatus: Ursidae) es la única especie de oso que se distribuye en América del Sur. Es nativo de los Andes tropicales y se encuentra en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y en el norte de Argentina.