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Ronaldinho rugió, sonrío y salió ovacionado por los hinchas del fútbol

'La sonrisa del fútbol' se despidió en un partido entre jóvenes y veteranos y compartió un poco de su magia

Ronaldinho rugió, sonrío y salió ovacionado por los hinchas del fútbol

Ronaldinho rugió, sonrío y salió ovacionado por los hinchas del fútbol / colprensa

El estadio Nemesio Camacho el Campín fue construido en el año 1938 y en tantos años de historia, el 17 de octubre del 2019, uno de los mejores futbolistas en la historia disputó un partido, desbordando magia, enloqueciendo a los aficionados, derrochando aplausos en todo momento, es Ronaldinho Gaucho, 'La sonrisa del fútbol', que fue león por un día y en medio de la nostalgia, el brasileño se despidió, no de hinchas cardenales, ni de hinchas verdolagas, se despidió de hinchas del fútbol.

Desde su llegada a Bogotá ya Dinho fue recibido como uno de los más grandes, había llegado el momento de partir al Campín y la gente lo esperaba, entre lagrimas, cánticos y mucha fiesta, como le gusta al brasileño; dentro de una gran niebla provocada por las bengalas de los aficionados llegaba el astro del fútbol, quién ya veía lo que se avecinaba, una fiesta total.

En la salida del jugador, ya con la '10' del León, el Campín se puso de pie para aplaudir al campeón del mundo en 2002, ni siquiera en la final de la Copa Sudamericana de 2015 se vio tanta fiesta como la de la noche del jueves en el Campín.

Todos los aficionados que asistieron al estadio tuvieron la oportunidad de ver de primera mano un poco de la magia del brasilero, pero no solo quienes fueron al estadio lo disfrutaron, todos en Colombia tuvieron los ojos puestos en lo que sucedía en Bogotá.

Y es que en pleno minuto 33, Ronaldinho hizo de las suyas y puso un pase gol mágico que puso de pie a todos; todos los 90 minutos del juego se resumieron en apenas unos segundos, en donde Dinho ya había visualizado la jugada perfecta y con su clásico 'pase sin ver' asistió para el segundo gol de Santa Fe.

Ese era Ronaldinho, el crack por el que los aficionados iban a ver para disfrutar de una fiesta, el resultado ni importaba, la magia del jugador hacía disfrutar a todos, locales y rivales se gozaban sus regates, sus goles y sobretodo, su sonrisa cuando tocaba el balón, como si fuera un niño; así jugaba al fútbol el gran Ronaldinho.

¡Gracias Maestro!

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