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Singapur

Lecciones sobre corrupción desde Singapur

El país comenzó una guerra contra la corrupción y las actividades ilícitas que lo llevó a ser uno de los más transparentes del mundo.

Lecciones sobre corrupción desde Singapur

Lecciones sobre corrupción desde Singapur(Getty Images)

Singapur es conocido a nivel global por ser un país limpio, ordenado, de reglas claras y administración eficiente que sirve como ejemplo para las naciones que apenas están en sus procesos de desarrollo.

La situación no siempre fue así, pues cuando se independizó de los británicos y de Malasia, era una sociedad con vicios y problemas en la que el caos era protagonista. Así lo reseña el libro The Fix en el que el autor Jonathan Tepperman hace un recuento de los ejemplos de liderazgo que han convertido los grandes desafíos de las naciones en casos de éxito.

El libro relata que desde 1959, cuando comenzó el proceso de independencia, cobró protagonismo un líder que quería darle la vuelta a todo lo que estaba mal en ese pequeño territorio. Se trata de Lee Kuan Yew, que cinco años antes había fundado el Partido de Acción Popular y ahora se iba a probar en un proceso electoral.

Con la meta de acabar con la corrupción para comenzar a cambiar la sociedad, este político logró llegar al cargo de primer ministro a los 35 años. Comenzó su mandato intentando replicar políticas que había conocido durante sus años de estudio en el Reino Unido, y así comenzó a marcar la diferencia con otros países vecinos, demostrando que podían tener un gobierno eficiente.

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En 1960 fue aprobada la Ley de Prevención de la Corrupción, que definió ampliamente esa práctica y le otorgó funciones a la Oficina de Investigación de Prácticas Corruptas para perseguirla e investigarla. Entonces comenzaron a crear los delitos y aumentar las penas de forma significativa para que nadie se atreviera a cometer delitos.

El proyecto comenzó a aplicarse incluso contra integrantes de la administración de Lee Kuan Yew y se creó la noción de que ser investigado era similar a retirarles el honor. La política de cero tolerancia comenzó a crecer y hasta sugirieron la pena de muerte para quienes incurran en esa práctica.

Dentro de los elementos que se agregaron se encuentran la rotación de personal en el sector público, lo que significa que no permanecen durante varios años en el mismo cargo, ni se pueden comprometer con contratistas.

También hacen inspecciones en todas las oficinas del gobierno sin avisar previamente y exigen que los funcionarios lleven sus propios elementos al trabajo. A todos los empleados que lleguen a incurrir en prácticas corruptas, sin importar su rango, les aplicarán penas, que además significan que les van a retirar el empleo, la seguridad social y la pensión.

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La Oficina de Investigación de Prácticas Corruptas fue ampliada y ahora tiene posibilidades de hacer intervenciones, revisar viviendas, recintos privadas y hasta las cuentas bancarias de los ciudadanos.

Dentro de los castigos se contemplan azotes o golpes como un mecanismo que se llama “la vara”, sentencias de hasta siete años de prisión o incluso la pena de muerte en los casos más graves como narcotráfico, violación o secuestro.

Las medidas han sido señaladas por algunas organizaciones como posibles violaciones de derechos humanos. Pero Singapur se ha asegurado de defenderlas y demostrar que, aunque son severas, son necesarias. Ahora el país aparece en los primeros lugares de los listados de Transparencia Internacional y sus gobernantes se han comprometido a darles continuidad.

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