Sexo pero con Inteligencia Emocional
En nuestra búsqueda de tranquilidad y felicidad, debemos aprender a comportarnos con inteligencia emocional.
Una forma genérica de entender la inteligencia emocional tiene que ver con poseer la capacidad para controlar las emociones en los momentos de conflicto con el fin de no tomar decisiones equivocadas bajo su influencia. Puede notarse que, de esta manera, ser emocionalmente inteligente no hace indispensable tener una gran cultura o ser particularmente sobresaliente en matemáticas o en solución de este tipo de problemas sino más bien corresponde a estar entrenado para hacer una conveniente pausa cuando nos invaden la ira, la tristeza, el miedo, la sorpresa, el rechazo o, incluso, la alegría
Si en los momentos de conflicto, cuando tenemos que tomar decisiones importantes, lo hacemos bajo el efecto de la rabia, perdemos; si lo hacemos con miedo, perdemos; si es con tristeza, perdemos; con cualquier emoción bajo la que se tome una decisión, perdemos. No olvidemos que muchas de nuestras peores decisiones fueron tomadas ¡contentos!
Los accidentes de trabajo, accidentes automovilísticos, agresiones, homicidios, suicidios siempre están relacionados con emociones mal manejadas en el momento
Las adicciones a sustancias y medicamentos, incluidos los problemas por tabaco y alcohol, y las adicciones a ciertas conductas como apostar, jugar, comer, sexo y compras están relacionadas igualmente con un mal manejo de las emociones
No quedan por fuera, también como consecuencia de mal manejo de las emociones, las disfunciones sexuales; pues la impotencia y la eyaculación precoz (entre otras) son quejas frecuentes de los hombres sin inteligencia emocional y en las mujeres su anorgasmia, su vaginismo o los malestares asociados con su vida sexual casi siempre se asocian a la falta de entrenamiento en el manejo de sus emociones
La lista de consecuencias desagradables y desafortunadas es inmensa, pero terminamos diciendo a nuestros lectores que hasta las dificultades de comunicación con nuestros familiares y amigos, problemas de pareja y, especialmente, hasta la rebeldía de nuestros hijos pueden deberse a que no nos sabemos dar esa pausa inteligente para calmarnos, analizar la situación, ponderar las opciones de solución y actuar inteligentemente
En nuestra búsqueda de tranquilidad y felicidad, debemos aprender a comportarnos con inteligencia emocional.