Opinión

Telescopio en Alemania: Berlín, dos décadas después

La última vez que tuve oportunidad de visitar Berlín, la ciudad estaba dividida entre sus partes oriental y occidental.

Dichas partes estaban separadas por el inmenso muro que por décadas  se erigió como símbolo de la guerra fría y la Europa dividida. En aquellos días se pasaba de Berlín occidental a oriental sin problema alguno, sin embargo al regresar  los controles eran severos por parte de las autoridades de la República Democrática Alemana   obsesionadas en  evitar   la fuga  de sus nacionales a la libertad

En aquellos días, Alexander Platz era el sitio emblemático  de Berlín Oriental, con pequeños cafés frecuentados por  sus habitantes, que sin embargo eran muy parcos a la hora de  establecer conversación  con visitantes  de afuera por el reverencial temor a la todopoderosa Stazi, la notoria policía secreta,   “metida” en todas partes como posteriormente se supo.  Por las enormes  avenidas de la  entonces capital de la república democrática, casi sin tráfico,  surcaban  los TRABANT,  unos pequeños  automóviles de fabricación local, la respuesta comunista al Volkswagen escarabajo

Este año  se cumplen  24 años de la reunificación alemana, uno de los acontecimientos  seminales de finales del siglo pasado.  Pocos pueblos han tenido una historia tan dramática como el pueblo alemán.  De las cúspides de las contribuciones universales en las ciencias, filosofía, matemáticas y música a  lo más abominable del espíritu humano representado en el nazismo, las cámaras de gas y  el Holocausto

Una reunificación nacida en el  turbulento periodo de  la desintegración de la Unión Soviética    seguido de   una  accidentada y penosa infancia   absorbiendo a un costo gigantesco a  la  empobrecida  mitad oriental del país. Pasó  esta Alemania unificada  su  adolescencia   buscando  su lugar en el mundo, acomodándose  en una Europa  en permanente crisis de identidad  y  arriba  a la mayoría de edad    con seguridad y optimismo,  envidiables indicadores económicos y sociales, bajo  desempleo,  asumiendo cada vez más su rol de líder de una Europa que  navega de  crisis en crisis,  confiando que de Berlín salgan las soluciones.   Jalonan  el milagro alemán   un  envidiable sector manufacturero  productor  de   bienes de capital  y maquinaria de insuperable calidad,  una industria  automotriz con un  posicionamiento de marca sin paralelo y un permanente pacto social entre empleadores, trabajadores y gobiernos.   El término “calidad alemana”  no ha dejado de ser un  genérico para describir lo mejor de lo mejor. La crisis financiera que incendió el continente en 2008 de Grecia a España, de Italia a Portugal,  por Alemania no pasó, sin embargo fue su canciller Ángela Merkel   quien forzó  las amargas medicinas al resto de Europa;  draconianas medidas fiscales, profundos recortes en  el estado de Bienestar  y en  el empleo público que finalmente están dando resultado,  no sin dejar  una estela de  miseria que ha castigado  a la población de aquellos Estados  que gastaban mucho más que de lo que producían

Fue Berlín  la capital diplomática de Europa en la época del canciller Otto Von Bismarck, en cuya mansión  a finales del siglo XIX se crearon los Estados- Nación en África en una repartija colonial de cuyas nefastas consecuencias el continente negro aun no supera.  En Berlín los generales prusianos planearon la primera guerra mundial y los generales nazis la segunda,  las cuáles terminaron en estruendosas derrotas para  Alemania.  Berlín, Una urbe con un tumultuoso pasado pero un promisorio presente y futuro, símbolo de una nación consciente de  su  grandeza, unida,  capaz de todo, ante las más adversas circunstancias.   Berlín la orgullosa capital germana es actualmente una de las ciudades más modernas del  mundo,  más amigables a sus habitantes, con un  envidiable sistema de transporte público, ciclorutas, parques, capital europea del arte,  universidades de talla mundial, multicultural y multiétnica

Sólo le falta un aeropuerto pues del de Tegel, adonde llega la mayoría de los vuelos parece el de San Andrés hace unos años.

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