Opinión

El Telescopio en Estambul: Campo de miserias

Marcos Peckel hace un recorrido por las calles del barrio Tarlabasi, el último refugio en la capital de Turquía.

El Telescopio en Estambul: Campo de miserias

En esta moderna metrópolis de 14 millones de habitantes, extensa tanto en historia como en geografía, la antigua Constantinopla, capital de Bizancio, sede de la Iglesia Ortodoxa nacida tras el primer Cisma cristiano a finales del primer milenio, se encuentra un sombrío y misterioso lugar

El barrio Tarlabasi, rodeado de láminas de hojalata y ubicado a pocos metros de la plaza Taksim, ombligo de la República turca donde hace poco más de un año se congregaron multitudinarias manifestaciones contra el gobierno de Recep Tayip Erdogan, quien al frente del partido AKP, islamista moderado, ya completa una década en el poder

Tarlabasi más que un barrio es un tugurio, una favela, una villa miseria, conformado no por los ranchos que caracterizan nuestros barrios de invasión, sino por grandes y viejos edificios derruidos, ventanales rotos, ruinas de algo que alguna vez fue y angostas y polvorientas callejuelas cruzadas en las alturas por cuerdas para colgar la ropa que van de un ventanal a otro como pasacalles de colores desteñidos. No faltan las antenas parabólicas colgando precariamente de techos y fachadas, “robándose” la señal de los satélites y la basura por doquier. Entrando por una de las calles nos reciben dos prostitutas, bajitas, sobremaquilladas, con las medias veladas rotas y tristísima mirada, quizás son turcas, quizás son sirias, quizás son kurdas. Unas 40.000 personas residen en Tarlabasi. Además de turcos empobrecidos venidos del campo, hay también kurdos que huyeron de la represión gubernamental a finales del siglo anterior, gitanos que están en todas partes pero que nadie en Europa los quiere, emigrantes del África negra desempleados o subempleados y refugiados sirios. Miles de refugiados sirios, escapados del genocidio que comete en su país el presidente Al Assad, esos refugiados para quienes no hay manifestaciones de solidaridad, ni declaraciones altisonantes de los Evos y otros personajes de la fauna política, ni columnas de académicos, ni protestas, ni muestras desaforadas de indignación. Sólo indiferencia, de pronto uno que otro trino

Más de un millón de refugiados sirios viven, si es que esa palabra se puede usar, en Turquía. Los que han llegado a Estambul se ubican por “default” en Tarlabasi. Muchos se dedican a mendigar, mujeres jóvenes se venden como esposas al mejor postor, la esperanza ya se ha perdido, queda sólo el instinto de conservación. Y las largas noches en Tarlabasi

Al otro lado del Boulevard Tarlabasi que bordea el barrio, calle arriba, está la “Zona Rosa” de Estambul, donde turistas y locales se recrean con la suculenta comida turca y las boutiques de las más exclusivas marcas, inconscientes de lo que ocurre “allá abajo”

Un vasto campo de miserias que se juntan en un trágico destino.

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