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Uno no puede morir sin "haber querido comerse a alguien…"

"Comerse a alguien" es la experiencia sensual, romántica y sexual más importante que se pueda vivir; pero debe ser con ese alguien plenamente identificado.

“Querer comerse a alguien”, como lo expliqué con detalle en el artículo anterior, no es el resultado vulgar de la necesidad de saciar el deseo sexual con quien sea; sino más bien la experiencia sensual, romántica y sexual más importante que se pueda vivir; pero debe ser con ese alguien plenamente identificado

Es esta ansia por gozar morbosamente, con cada uno de nuestros sentidos y con especial detalle, toda forma de contacto con esa persona en particular; la necesidad infinita de repetir y la curiosa experiencia de disfrutar –con hambre y sed y otras motivaciones- su olor, su sabor, su textura, su calor, su humedad…La compenetración sensorial con la pareja es tan intensa que no da lugar a asco, rechazo o restricciones; es curiosa y exploradora, pues quiere saciarse y calmar esa deliciosa inquietud egocentrista; no de fundirse con ella, sino de fundir a la otra persona para hacerla parte de uno. Asimilarla, tomársela, comérsela

En la vida sexual se permite lo que llamaríamos “egoísmo solidario”; una condición en la que prima la propia satisfacción a sabiendas de que ella produce satisfacción a la otra persona, al tiempo que no se nos olvida que debemos colaborar en la consecución de placer de nuestra pareja

Bien podría ser esto, para muchos, el verdadero amor; para el efecto más bien creemos que es la verdadera química. Sabemos de personas que experimentan esta sensación sin reportar que aman, mientras que también sabemos de muchos que aman y no reportan esta irremplazable experiencia. Nótese que la experiencia no necesariamente es compartida; en una pareja puede ser solo uno de los dos quien experimente esta sensación

Si alguna vez cree estar viviendo lo que describimos, disfrútelo de manera egoísta; pues no dura por siempre y si su pareja no siente lo mismo, entonces tal vez no se lo permita mucho tiempo. Lo que sí es claro es que al comienzo, y aunque su pareja no comparta la misma necesidad, sí disfrutará sentirse tan erótica y deseable

Morir “vírgen” y morir sin “haber querido comerse a alguien…” son equivalentes: perderse de las experiencias biológicas más agradables e intensas que la naturaleza nos ofrece

No puedo menos que desearles suerte y éxito en la suma de estas dos recomendaciones a las clásicas de no morir sin tener un hijo, sin escribir un libro y sin sembrar un árbol…Sorprende notar que las tres últimas pueden lograrse ¡sin haber disfrutado de las dos primeras!