Gobierno ordena persecución y muerte de dos hipopótamos de propiedad del fallecido Pablo Escobar

Pese al rechazo de organizaciones ambientalistas, el gobierno, bajo la figura de “Caza de Control”, mantiene la orden de dar muerte a un hipopótamo hembra y su cría de propiedad del abatido narcotraficante, Pablo Escobar, que escaparon de la hacienda Nápoles, junto a “Pepe”, otro animal de la misma especie que fue asesinado a mediados del mes pasado en Antioquia. El ministro de Medio Ambiente, Carlos Costa, aseguró que está en peligro la vida de los seres humanos de la región. “Es una tristeza que tengamos que llegar a esos extremos pero es cuestión de tiempo antes de que estos animales maten a un niño o le hagan un daño a un pescador”, dijo el ministro. El jefe de la cartera del Medio Ambiente, insistió en que estos animales son los causantes de la mayor cantidad de muertes de seres humanos en África. “Los hipopótamos son los animales que mayor número de muertes de seres humanos causan en el África, por encima de los leones y por encima de todos los animales salvajes, el hipopótamo es el animal mas violento”, sostuvo. Según el ministro, la decisión de acabar con la vida de los hipopótamos obedece al peligro que corren los seres humanos ante la imposibilidad de recapturarlos. “Estos animales llevan dos años sueltos, se ha tratado de capturarlos, de manera que no ha sido efectivo y por otra parte, no hay quien los reciba, ni siquiera los otros 22 animales que están en cautiverio y que están siendo cuidados de manera muy juiciosa”, puntualizó el jefe de la cartera de Medio Ambiente. Detrás de está historia se esconde una verdadera fábula. “Pepe”, un hipopótamo macho, que fue traído contra su voluntad desde otro continente para ostentar el poder del dinero en la mayor época del narcotráfico en Colombia, se escapa con su hembra después de muchos años de cautiverio y en su libertad, tienen una cría. “Pepe”, fue abatido hace aproximadamente un mes y ahora su compañera y su “pequeña” cría están siendo víctimas de una feroz persecución en la selva antioqueña. La orden es disparar