Cinco años después de los ataques, 61 víctimas aún reciben asistencia médica

Cinco años después de los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004 (11-M), que causaron 91 muertos y casi 2.000 heridos en Madrid, 61 personas necesitan todavía asistencia médica en centros hospitalarios y una mujer permanece en coma. Además, otras 30 víctimas están aún bajo tratamiento por síndrome postraumático. La Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo confirmó a Efe que Laura Vega, que cuando ocurrieron los ataques tenía 26 años y se dirigía a su trabajo, sigue ingresada en un centro hospitalario en estado vegetativo. Cinco años después, el nivel de peligro "es mucho más alto", entre otras razones por la aparición de Al Qaeda en el Magreb, que sitúa a España como el país occidental más cercano a la estructura de esa red terrorista. "Eso incide en el ámbito interior, en el seno de la comunidad musulmana, en mezquitas... Es decir, si pensamos que la comunidad magrebí es la más numerosa en España, lógicamente, ese llamamiento y ese eco tiene su incidencia en el interior de nuestro país", declararon a Efe responsables de la investigación de los atentados del 11-M y expertos en terrorismo islamista. La amenaza aumentó también por la presencia de tropas españolas en zonas en conflicto y por la política internacional de España dentro de organizaciones como la OTAN o Naciones Unidas. Para frenar el riesgo de atentados y prevenir este tipo de terrorismo, los efectivos policiales españoles han pasado de poco más de un centenar a los 1.300 de la actualidad. Las autoridades y la población española rendirán de nuevo tributo mañana a las víctimas de los atentados más graves ocurridos en España, al cumplirse el quinto aniversario. Cuatro trenes de cercanías que se dirigían a Madrid en plena hora punta matinal repletos de trabajadores y estudiantes fueron atacados de forma simultánea por terroristas islamista que hicieron explotar en sus vagones varias bombas escondidas en mochilas y bolsas. Las explosiones sorprendieron a los pasajeros en el interior de los vagones y causaron la muerte de 91 personas y heridas a 1.800. Muchas de las víctimas eran inmigrantes, principalmente de países del Este de Europa, de América Latina y Marruecos que se dirigían a sus puestos de trabajo en la capital desde sus residencias en el extrarradio.