Las conejitas de Playboy regresan a la "ciudad del pecado"
Los aires "retro" que soplan en EEUU han traído consigo la vuelta de uno de los iconos más "kitsch" y libertinos del país: la multinacional del erotismo Playboy ha abierto en Las Vegas su primer club desde hace 15 años.
Los aires "retro" que soplan en EEUU han traído consigo la vuelta de uno de los iconos más "kitsch" y libertinos del país: la multinacional del erotismo Playboy ha abierto en Las Vegas su primer club desde hace 15 años. El regreso triunfal de los clubes del multimillonario Hugh Hefner no podía tener un escenario más apropiado que la ciudad del vicio y el cartón piedra, Las Vegas, que vivió en la noche del viernes la inauguración de un establecimiento que funcionará a la vez como club y como casino. Playboy recibirá a sus visitantes con un conejo gigante de diez metros colgado de la cúspide del local, cuya cabeza se iluminó el viernes para marcar el comienzo de una nueva era del emporio levantado por Hugh Hefner hace más de medio siglo. Desde que en 1991 Playboy cerró su club de Manila (Filipinas), la industria del porno y las reivindicaciones feministas han colocado a la empresa en una encrucijada, que supuso pérdidas y más pérdidas a lo largo de los años. En el segundo trimestre de 2006, los ingresos por publicidad de la revista cayeron un 16 por ciento respecto al año anterior y se espera que en el tercer trimestre disminuyan un 17 por ciento. Con la apertura del nuevo club, construido en asociación con el Palms Casino Resort, Playboy espera ingresar unos 4 millones de dólares anuales y, sobre todo, volver a grabar su clásico emblema en la mente de millones de personas. Lejos quedan los días esplendorosos en los que Playboy poseía 22 clubes, cuando 25.000 conejitas mostraban sus encantos y repartían sonrisas por todo el mundo. Y aunque la circulación de la revista sigue siendo pasmosa (tres millones de ejemplares), poco tiene que ver con los más de 7,2 millones que ojeaban ávidos sus páginas para buscar a la "Playmate del mes" en 1972, cuando la palabra globalización ni siquiera había nacido. "Las cosas que pasaron de moda en una determinada época, adquieren un nuevo tipo de mística en otro período", aseguró recientemente Hugh Heffner en una entrevista con la revista "Time". En 1960, el excéntrico residente de la Mansión Playboy abrió el primero de estos establecimientos, a los que sólo se podía acceder con la llave que se les otorgaba a los miembros del club. Los invitados al nuevo casino, que está situado en los últimos tres pisos del hotel-casino Palms, tendrán la opción de acceder a un ático que sirve como club nocturno, previo pago, eso sí, de 40 dólares. Pero la apertura del local también rompe otra vieja tradición en el estado de Nevada, donde, por primera vez en medio siglo, se permitirá que un casino cobre por el acceso a las mesas de apuestas. Tras la estela del establecimiento de Las Vegas, Hefner ya ha anunciado su intención de abrir más casinos en otras partes del mundo como Londres, Macao y el Caribe. "Los ochenta se volvieron sexual y políticamente conservadores con Reagan en la Casa Blanca y la llegada del sida. Hubo una reacción al cambio social de los sesenta y los setenta. Era una época más conservadora", dijo Hefner a "Time". "En el último lustro, la marca (Playboy) se ha popularizado de nuevo; creo que hay una fascinación con las cosas 'retro' que no existía hace 10 o 15 años", añadió. Diga lo que diga Hefner, lo cierto es que existe mucha expectación por ver cómo será recibida en EEUU la vuelta triunfal de las conejitas de Playboy. La cacareada ola "retro" que pregona uno de los hombres más envidiados del mundo tendrá sin duda un serio contrincante en la no menos pujante ola conservadora que recorre EEUU.



