Argentina sólo piensa en acordar con el FMI

BUENOS AIRES.--- El ministro de Economía de Argentina, Roberto Lavagna, dijo el domingo que el país, que atraviesa la peor crisis económica de su historia, tiene un único objetivo: acordar con el Fondo Monetario Internacional un paquete de ayuda económica.
Argentina dejó de pagar a fines del año pasado su deuda pública de 141.000 millones de dólares y devaluó a comienzos del 2002 el peso --ya depreciado un 70 por ciento--, lo que profundizó la grave crisis económica que atravesaba el país.
"Estamos como un empresario en preconvocatoria de acreedores. Se pasa el día tratando de cubrir la cuenta corriente y se olvida de producir (...) Estamos tan ocupados en destrabar el estrangulamiento financiero que no podemos pensar en un plan económico integral", aseguró Lavagna en una entrevista con el diario Clarín.
"Nada podemos discutir. Ni tarifas ni los pagoa de vencimientos inmediatos y menos un plan sustentable hasta que se despeje el horizonte inmediato con el FMI", apuntó el funcionario.
Pero el Fondo Monetario Internacional (FMI) concluyó el viernes su visita a Argentina en un marco sombrío tras el anuncio de la renuncia del presidente del Banco Central y sin perspectivas de un acuerdo con el país sudamericano en el horizonte.
El gobierno trató de capitalizar la presencia de la misión del FMI, que llegó a Argentina la semana pasada, para sentar las bases de posibles negociaciones sobre un acuerdo que le permita al país comenzar a reactivar su estancada economía.
"Hubo un buen nivel de acuerdo con los técnicos del Fondo con el programa fiscal, el monetario y la reestructuración del sistema financiero", aseguró Lavagna.
Sin embargo, el FMI no emitió ningún comunicado anunciando progresos en las conversaciones, como suele hacer cuando considera que están dadas las condiciones para avanzar en las negociaciones.
El Fondo posee diferencias con el gobierno argentino en materia de recaudación impositiva y en la política de emisión monetaria, según explicó Lavagna.
El FMI insiste a Argentina en la necesidad de un tipo de cambio flexible con mínimas intervenciones del Banco Central y en detener la emisión de bonos provinciciales.
El organismo reclama, además, señales claras de que el gobierno, presionado por altas tasas de pobreza y desempleo, realice un recorte en el gasto público, algo socialmente inviable, ya que implicaría despidos en la esfera del Estado.
El presidente Eduardo Duhalde necesita con urgencia la ayuda del organismo para reactivar la economía, que no crece desde 1998, para disminuir el alto nivel de conflictividad social y para detener una espiral inflacionaria que podría terminar con su gobierno.
Un acuerdo con el FMI, que los analistas consideran que sólo servirá para pagar vencimientos de la deuda, es clave, ya que destrabaría préstamos de otros organismos como el Banco Mundial, que condicionan sus créditos a un pacto con el FMI, con sede en Washington.
Argentina es consciente de que no obtendrá fondos en efectivo del organismo y su objetivo es refinanciar vencimientos que operan este año -que llegan a unos 4.500 millones de dólares- y en el 2003 para evitar caer en un incumplimiento de pagos con la entidad.
Si no se alcanzara un acuerdo con el FMI, Argentina podría entrar en cesación de pagos con los organismos financieros y quedar aislada del mundo o usar las reservas del Banco Central -que se ubican en 9.819 millones de dólares- para hacer frente a sus obligaciones.
Esta segunda opción, debilitaría aún más a la moneda local y dispararía la tan temida hiperinflación, según estudios privados.
El debilitado presidente argentino, Eduardo Duhalde, apostó todo a un acuerdo con el FMI para conseguir fondos frescos que ayudarían al país a reucperar la confianza de los inversores, sin la que no puede resucitar a la languideciente economía.
Fuentes del peronismo, la formación política de Duhalde, dijeron que las posibilidades del mandatario de mantenerse en el poder hasta las elecciones presidenciales del 2003 serán escasas si fracasan las conversaciones con el Fondo, ya que el mismo partido le pediría un adelanto de los comicios.