Detenidos eran lanzados al mar en sacos durante regimen Pinochet

SANTIAGO.---- Un ex agente de la extinta Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) de Chile confesó en una declaración judicial que los cuerpos de los opositores al régimen militar eran lanzados al mar con rieles de ferrocarril atados a los pies, y que las órdenes las daban oficiales del Ejército.
El testimonio de este ex agente de la policía política de Augusto Pinochet, difundido hoy por "Radio Cooperativa", señala que quien revisaba las listas y decidía la suerte final de los detenidos era el jefe de la DINA, el general Manuel Contreras, quien salió de la cárcel hace una semana.
El ex agente de la DINA, que era detective de la Policía de Investigaciones y hoy padece una enfermedad grave, hizo una larga confesión ante un tribunal de Santiago, que fue recogida en 20 páginas.
El confidente, cuya identidad no fue dada a conocer, relató que en 1974 visitó en una ocasión el centro de detención y torturas de la DINA conocido como "Londres 38", en la capital chilena, donde encontró almacenados trozos de rieles de tren.
"Se notaban que estaban cortados hacía poco; estaban brillantes por el lado cortado, y me extrañó por qué tantos rieles; después me explicaron que eran para los paquetes", señala el testimonio.
"¿Qué paquetes?", preguntó. "Los que se van cortados todos los días aquí -le respondió otro agente-, un lote grande, al mar, los envuelven en un saco, bien amarrados con alambre, echan el cuerpo y el riel, y con el peso del riel, al fondo".
En la confesión judicial difundida por "Radio Cooperativa", se citan los nombres de dos jefes de grupo -los capitanes Miguel Krasnoff Marchenko y Maximiliano Ferrer Lima- y de un tercer oficial apellidado Barrieta, quienes celebraban reuniones periódicas en las que decidían las personas que serían lanzadas al mar.
Estas reuniones se repetían en otros cuarteles de la Dirección de Inteligencia Nacional. En el centro de detención "Villa Grimaldi", convertido hoy en un museo en memoria de las víctimas de la dictadura, "se manejaban códigos que consistían en poner en un libro al lado del nombre del detenido algo relacionado con el mar, como por ejemplo 'PM', que significaba Puerto Montt, o bien 'Al Mar'".
Las listas de desaparecidos eran enviadas al jefe de la DINA, que era el que decidía en última instancia quién se salvaba y quién era arrojado al mar
"Contreras no participaba en las reuniones, porque tenía su cuartel central en (la calle) Vicuña Mackenna, prácticamente a él ni lo conocía; el general Contreras era quien utilizaba las listas y en definitiva quien decidía la suerte de los detenidos", agrega la confesión.
El ex agente también relató un episodio en el que su jefe inmediato, el coronel Marcelo Morén Brito (hoy procesado por el caso "Caravana de la Muerte"), torturó a un agente que había vendido su identificación a un miembro del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
Morén Brito le citó en una dependencia del cuartel de la DINA donde trabajaba para mostrarle "qué ocurría con los que abrían la boca", y le mostró la boca ensangrentada del detective Teovaldo Tello, cuyos dientes habían sido arrancados por el coronel con unos alicates.
"No supe más de Teovaldo Tello, pero no creo que se haya salvado, ya que era torturado constantemente y de una manera intolerable", agrega el testimonio.
Los abogados querellantes en el caso "Caravana de la Muerte", la comitiva militar a la que se atribuye la ejecución extrajudicial de 75 opositores al régimen militar, consideran que ha llegado el momento de buscar las responsabilidades de los civiles que colaboraron con la dictadura, como es el caso de los agentes de la policía política de Pinochet.
"Ya llegó la hora de empezar la persecución de otros involucrados en la violación a los derechos humanos, principalmente civiles; esta causa ha estado muy vinculada a Pinochet, pero hay otros responsables que también deben responder ante la Justicia", señaló el abogado Hugo Gutiérrez.