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¿Está el vallenato en vía de extinción?

Semblanza de una charla con Rafael Oñate al calor de Valledupar, preocupados por el futuro del vallenato.

¿Está el vallenato en vía de extinción?

¿Está el vallenato en vía de extinción?(Caracol Radio.)

Valledupar

El vallenato tradicional agoniza, al menos esa es la conclusión que sacan estudiosos de este género en Valledupar, que viven emociones encontradas al ver cómo el Festival de la Leyenda homenajea a la dinastía Zuleta y al tiempo no encontrar remplazos o repuestos cercanos a estos grandes nombres que engalanaron el vallenato, patrimonio cultural de la humanidad.

Rafael Oñate ha escrito varios libros, dedicados a majestuosas dinastías como Los López, homenajeados el año anterior, Los Zuleta, Los Bolaños, y el mismo Diomedes Díaz. Con visible nostalgia asegura que la declaratoria de la UNESCO, más que un premio o reconocimiento, fue un duro llamado de atención.

“Es que eso es precisamente lo que acaba de decir la UNESCO, aquí todos están con un embeleco de que nos vamos a llenar de plata, eso es mentira, lo que acaba de decir la UNESCO en plata limpia, es que el vallenato está en alto riesgo de extinción”, dice un sentido Oñate, que clama porque se recuperen en el género “el relato de las costumbres, la narración cotidiana de hechos que se convierten en crónicas, ya sean de lamento, de enamoramiento, de costumbres”, sentencia.

Las razones pueden ser muchas, pero Oñate destaca que hay en primer lugar una falta de estímulo local para inculcar el vallenato a los más jóvenes. En Valledupar los museos y las charlas sobre vallenato son ambulantes, están sólo por la época del Festival. “Hay documentos que se han generado en pro de la preservación del vallenato, todos debemos poner de nuestra parte para que se recuerde a los juglares y su inspiración”, asegura.

Otro factor importante es la cultura moderna, que por el normal transcurrir de las cosas se ha ‘tergiversado’ en palabras de Oñate. “Hemos tenido situaciones de modo tiempo y lugar que no les permiten a las nuevas generaciones, inspirarse como lo hacían los antiguos juglares. Hay hechos como la inseguridad, como el inventado nivel social que no permiten hacer las parrandas que hacíamos antes”, dice.

Oñate se pregunta si hoy se podría hacer intercambios entre regiones al estilo de los juglares, “¿quién se atreve hoy a salir de Valledupar a las 2 de la mañana para Villanueva a dar una serenata? No lo hace nadie, y esas son las cosas que yo considero, atentan contra la madurez y tradición de nuestro folclor”.

Para no dejar morir el vallenato, hace falta vincular a las nuevas generaciones, hacer un reconcilio entre las juventudes y los juglares que parten al más allá. Por Valledupar y Cesar caminan sin pena ni gloria, juglares que están muriendo, Chema Ramos, Beto Rada, Náfer Durán, Miguel López. “Acuérdese de estos nombres, que el día que se mueran los vamos a llorar con el alma, porque no tienen repuesto ni remplazo”, dice Oñate.

Sólo así, siguiendo la huella de estos grandes maestros, de dinastías que también mueren lentamente como Los Zuleta y Los López, se puede perpetuar el vallenato. Ojalá no pase lo que alguna vez cantó el gran Alejo Durán: Señores si yo me muero / el estilo se va conmigo / me lo llevo pa’l cementerio / porque ninguno me ha seguido.

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