Cuando un gesto habla más que mil discursos
La videollamada del comandante a la madre de un patrullero conmueve a Bolívar y se vuelve tendencia en redes

Policía de Bolívar
Por el subintendente, Emilio Gutiérrez – Policía Nacional
En una mañana distinta, donde el sol dominaba el día y su luz dorada acariciaba el frente de las instalaciones del comando, los 108 uniformados recién destinados al Departamento de Policía Bolívar estaban alineados, impecables, bajo el ritmo silencioso de la disciplina. Todo parecía orden y rutina… hasta que un gesto rompió la previsibilidad.
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El coronel Alejandro Reyes Ramírez avanzó entre las filas, con pasos firmes y mirada cálida. Sus ojos se detuvieron en Anderson Solís, un joven patrullero de policía, oriundo de Guapi, Cauca. Sin anunciarlo, sacó su celular y marcó a la casa de su madre. Doña Meri, ajena a la sorpresa, realizaba sus labores cotidianas cuando la pantalla cobró vida.
“Feliz Navidad, señora. Gracias por su amor, su sacrificio y los valores con los que crio a este hombre que hoy protege a los bolivarenses”, dijo el coronel con voz firme, pero cargada de cercanía. En la otra línea, la emoción de la madre se mezclaba con la del hijo: un abrazo a distancia que no necesitaba tocar la piel para sentirse profundo.
Los presentes no pudieron contener los aplausos. Algunos miraban la escena conmovidos; las lágrimas, sin pedir permiso, mojaban sus mejillas. Cada gesto, cada sonrisa contenida, se convirtió en un testimonio silencioso del poder de la gratitud y del reconocimiento.
En cuestión de horas, el video se viralizó. Redes sociales llenas de comentarios celebraban la humanidad de la Policía Nacional, la cercanía de un comandante que entendió que detrás de cada uniforme hay historias de esfuerzo, amor y esperanza, y que cada familia es un pilar invisible de la seguridad ciudadana.
A veces, un gesto sencillo dice más que mil discursos: recuerda que la seguridad no solo se construye con disciplina, sino con humanidad. Y en aquella mañana bañada por la luz dorada, quedó claro que la generosidad y la gratitud pueden iluminar mucho más que cualquier protocolo.



